Un texto capital del Renacimiento que nos recuerda que imaginar la libertad es más urgente que nunca.
Más de quinientos años después de su publicación, Utopía sigue siendo un hito del pensamiento político occidental, así como el más alto referente de la necesidad humana de construir mundos posibles.
Esta bella edición incluye una introducción del premiado escritor China Miéville, que analiza los límites de las utopías actuales a la vez que insiste en la necesidad de un pensamiento que imagine mundos posibles. Además, se añaden cuatro ensayos de Ursula K. Le Guin, una de las expertas más reputadas en pensamiento utópico, sobre su largo compromiso con la obra de Moro.
En 1516 Erasmo de Róterdam publicaba una obra de su amigo Tomás Moro. Se trataba de un retrato mordaz de la Europa renacentista, al que acompañaba, por contraste, la descripción de un lugar ideal: Utopía, isla remota del Nuevo Mundo gobernada con mesura y en donde todos los habitantes vivían en armonía. Lo que el humanista inglés concibió como «librito entretenido» y fantasioso, sin embargo, acabó superando con creces su marco narrativo. Aquella crítica al orden social establecido se convirtió en una obra cumbre del pensamiento, que traspasó tiempos y fronteras hasta dar lugar incluso a un nuevo término: nuestra «utopía».
La historia constitucional española no se reduce a aquellos textos normativos que tuvieron la fortuna de convertirse en la regla de gobierno aplicable. También forman parte de ella los diversos proyectos constitucionales –tanto privados como institucionales– que fueron diseñados con ese mismo objetivo pero que, debido a las más variadas coyunturas, no lo lograron. El presente estudio analiza el origen, contexto, contenido y avatares de casi setenta proyectos constitucionales diseñados en España, muchos de ellos inéditos, explicando por qué no llegaron a triunfar, y qué habría supuesto para la política de ese momento si lo hubieran conseguido.
A su través se ofrece una imagen insospechada de nuestra historia constitucional, mucho más temprana, rica y sorprendente de lo que habitualmente se había planteado. Una historia en la que se delinearon alternativas que luego tardarían más de un siglo en realizarse, y en la que se descubren influencias foráneas antaño desconocidas. Estos proyectos delatan que la historia constitucional española no se limitó –como a menudo se ha concebido– a bascular entre el constitucionalismo progresista y el moderado, sino que fue un crisol de ideas de las que sólo una parte muy reducida llegó a convertirse en auténticas Constituciones.