En el presente ensayo de investigación, Joana Masó y Eric Fassin reivindican el legado de la artista y poeta alemana Elsa von Freytag-Loringhoven (1874-1927) cuya figura los historiadores de las vanguardias olvidaron y no se la reconoció dentro del movimiento esencialmente masculino que fue dadá. Podría decirse que la baronesa von Freytag-Loringhoven dio cuerpo a la vanguardia neoyorquina de principios del siglo XX: creó piezas con objetos encontrados; fue modelo lejos de la figura de una musa y performer en acciones de denuncia contra los postulados artísticos de sus contemporáneos. Llevó a cuestas un momento de la vanguardia que no llegó a hacer historia y del que también participó Marcel Duchamp de manera fugaz: ambos desafiaron la fascinación por la autoría y el mercado del arte.
Es necesario «domar» las emociones para luego reconocerlas, transformando los límites en recursos sumamente poderosos y construyendo una alianza entre inteligencia e instinto, razón y sentimiento, cálculo y emoción. Desde siempre, las dinámicas emocionales han sido centro de la atención de artistas, filósofos y hombres de fe. Los científicos, por su parte, han cultivado la ilusión de un saber puramente racional y objetivo, no contaminado por las pasiones y los sentimientos, sobre la base del mito que considera los procesos cognitivos como «superiores» al mundo de las emociones. Para evitar esta visión utilitarista y reduccionista que el biologismo tiene de las emociones, Giorgio Nardone nos propone en este libro abordarlas como una exploración de la complejidad de lo real y de la interacción psicológica entre nosotros y el mundo. De esta forma, cuando el miedo, el dolor, la ira o el placer adoptan maneras disfuncionales que impiden el desarrollo de la vida diaria, el autor plantea un enfoque terapéutico de tipo estratégico y orientado al cambio.
Los dos escritos de Romain Rolland aquí editados, Empédocles de Agrigento (1918) y El relámpago de Spinoza (1924), fueron publicados de manera conjunta en 1931. La unidad temática de ambos textos justifica este criterio integrador, que es el que sigue Pilar Benito Olalla, responsable de una traducción novedosa y muy cuidada.
Los dos textos de Rolland sobre estos memorables filósofos, Empédocles y Spinoza, coinciden en la apropiación entusiasta, ardorosa, de obras que trascienden la contingencia histórica para mostrar su valor y resonancia en la actualidad.
Surge así un deslumbrante juego hermenéutico en el que es una aproximación individual como la de Rolland, marcada por una potente subjetividad, la que desvela aspectos esenciales, hasta ahora ocultos, de la obra de estos autores. Comparece ante el lector una armónica tríada de voces rotundas: la fecunda impronta filosófica de Empédocles y Spinoza, y el peculiar sello lite- rario de Rolland.
¿Fanáticos del control, adictos al trabajo o adolescentes malcriados? ¿Cómo eran realmente los emperadores de Roma?
En SPQR, Mary Beard narró la historia milenaria de la antigua Roma. En este nuevo libro centra su atención en los emperadores que gobernaron el Imperio romano para darnos una versión matizada y más precisa de estas glorificadas figuras clásicas. Desde Julio César (asesinado en el 44 a.C.) hasta Alejandro Severo (asesinado en el 235 d.C.), pasando por el loco de Calígula, el monstruoso Nerón y el filósofo Marco Aurelio, Mary Beard recorre la vida y los mitos de los grandes gobernantes romanos y nos plantea grandes preguntas: ¿qué poder real ostentaban los emperadores?, ¿quién movía los hilos entre bambalinas?, ¿cómo se gobernaba un imperio tan vasto?, ¿realmente estaban las paredes de palacio tan manchadas de sangre?
Cuando la vida parece perder su sentido, necesitamos palabras. Cuando sufrimos un duelo, una traición, la soledad o una derrota, buscamos ayuda para recuperar ese sentido. El lenguaje del consuelo fue antaño el gran objeto de estudio de religiosos y filósofos, pero se ha ido desvaneciendo de nuestro vocabulario moderno. Desde el siglo XVI, la humanidad ha tendido a rechazar el alivio proveniente de los textos sagrados para, en su lugar, concentrar su fe en la ciencia, las ideologías y las terapias. Además, como advierte el gran pensador e historiador Michael Ignatieff, «hoy el premio de consolación es el que nadie quiere ganar. Las culturas que persiguen el éxito no prestan mucha atención al fracaso, la pérdida o la muerte. La consolación es para los perdedores».
En busca de un reemplazo para la agenda Hermès que ha perdido su marido, Brigitte Benkemoun compra una antigua en eBay. Casi idéntica a la original, con «el mismo cuero liso, pero más rojo, más suave, y con una pátina brillante», esconde en su interior una libreta de direcciones que data de 1951. Al hojearla, descubre con gran fascinación que los nombres que aparecen en sus veinte páginas (en la B, Breton, Braque y Balthus; en la C, Cocteau; en la E, Éluard...) son «los más grandes artistas de posguerra ordenados alfabéticamente», que pasan a ser el hilo conductor de este libro.
Benkemoun emprende entonces una búsqueda obsesiva y pronto averigua que la agenda perteneció a Dora Maar, la famosa Mujer que llora de Picasso y una artista brillante por derecho propio. La autora se embarca en un viaje de descubrimiento de dos años para contar la historia de una mujer provocativa, apasionada y enigmática, y el papel que cada una de aquellas figuras desempeñó en su vida. El resultado es un retrato único y deslumbrante de la artista y su mundo a través de instantáneas, escenas de fiestas e icónicos cafés, y fragmentos impactantes de su poesía y de la poesía escrita sobre ella.