Qué significa ser obediente a la naturaleza humana y al objetivo de la sociedad, y desobediente a todo tipo de ideales e ideologías políticas: he aquí el problema central de este conjunto de ensayos, reunidos por el autor poco tiempo antes de su muerte, en 1980, un manifiesto personal que sintetiza las ideas fundamentales de uno de los más importantes psicólogos y sociólogos del siglo XX. Fromm expone aquí su concepción de los requerimientos básicos para una vida humana plenamente realizada (necesidades de relación, de enraizamiento, de trascendencia y de identidad), y critica las estructuras sociales que obstaculizan su cumplimiento. Describe cómo las naciones técnicamente avanzadas han logrado un nuevo tipo de individuo -el homo consumens, un hombre consagrado a la posesión y al consumo, pero solitario, aburrido y ansioso: un hombre-organización peligrosamente obediente-y afirma que tanto el capitalismo como el comunismo totalitario se mueven hacia una burocracia industrial negadora de la vida, el primero por ignorar, y el otro por traicionar, los ideales de un socialismo auténticamente humanista en el cual los individuos prevalezcan sobre las cosas, la vida sobre la propiedad y el trabajo sobre el capital.
En este libro se recogen las conversaciones que, durante más de veinticinco años, ha mantenido el Dalai Lama con uno de sus más queridos discípulos. En ellas Su Santidad muestra todas sus facetas: mentor personal, maestro en lo divino, líder terrenal, embajador del Tíbet, filósofo abierto al mundo, hombre versado en la sabiduría milenaria del budismo, experto en meditación... y también optimista incorregible. El carisma del Dalai Lama y la profunda empatía que siente por la curiosidad de su alumno ofrecen una valiosísima lección sobre cómo podemos encontrar la verdadera felicidad en nuestras vidas.
La academia también cuenta con sus propias estrellas del rock y Slavoj Zizek es una de las más brillantes y rebeldes. Firme luchador contra el sistema, el icónico filósofo muestra en estas implacables reflexiones cómo la violencia está presente en todas partes y cómo, en demasiadas ocasiones, no somos capaces de discernir entre la violencia subjetiva -la más visible- y la objetiva -la invisible, inherente al estado «normal» de las cosas-.