En todo momento histórico hay una tensión entre lo viejo que no se resigna a desaparecer y lo nuevo que no se decide a triunfar. Todo presente histórico es un interregno propicio para fenómenos monstruosos que sólo los que vengan después sabrán si fueron apariciones fantasmales que se disolvieron sin dejar huella, heraldos del futuro, partos prematuros o muertos revividos.
Nuestro monstruo hoy es la sensación, tan extendida, de que vivimos en un posible fin de los tiempos. La inquietante presencia de esta esperanza herida nos permite pensar que el hombre actual ha podido cansarse de sí mismo y de su dominio insolente de la Tierra.
El filósofo y maestro Gregorio Luri se sirve de nuestras angustiosas preguntas por los límites del mundo humano como pruebas reactivas para diagnosticar el signo del tiempo en que vivimos.
Porque, aunque la pregunta por los límites humanos es tan antigua como la religión, había permanecido latente hasta hace pocas décadas. Pero en nuestros días ha alcanzado una latencia tan extraordinaria que inunda los medios de comunicación, anulando toda posibilidad de autocomplacencia.
Que el hombre esté desorientado no es noticia; que tenga miedo al futuro, tampoco. Pero que tenga miedo de sí mismo porque se ve como el bárbaro que acecha en los limes de su alma, sí es novedoso. Y es una noticia altamente preocupante, sobre todo porque ese miedo ha llegado a las escuelas…
Si creías que el mundo estaba llegando a su fin, esto te interesa: vivimos más años y la salud nos acompaña, somos más libres y, en definitiva, más felices; y aunque los problemas a los que nos enfrentamos son extraordinarios, las soluciones residen en el ideal de la Ilustración: el uso de la razón y la ciencia. En esta elegante evaluación de la condición humana en el tercer milenio, el científico cognitivo e intelectual Steven Pinker nos insta a ver con otra perspectiva los titulares alarmistas y las profecías de la perdición que juegan con nuestros prejuicios psicológicos.
George Soros es atacado de forma constante debido a su incansable y valiente compromiso con la sociedad abierta, los derechos humanos, la libertad de prensa y la democracia liberal. La extrema derecha, los antisemitas, los políticos nacionalistas populistas y defensores de las teorías de la conspiración son solo algunos de sus detractores. En este brillante libro reúne una colección vital de sus conferencias y escritos, algunos inéditos, que tratan sobre una amplia gama de temas oportunos: los peligros que representa la inteligencia artificial en manos de gobiernos autoritarios como China y Rusia; lo que Soros llama su «filantropía política»; la historia de las Open Society Foundations y de la Central European University (una de las mejores instituciones en ciencias sociales en el mundo y un bastión de la defensa de la libertad académica); su teoría sobre el auge y caída de los mercados financieros y sus implicaciones políticas, y las amenazas que enfrenta hoy la Unión Europea. La agudeza de Soros es un claro y enérgico llamado a defender los ideales de la sociedad abierta, tan amenazados hoy en día. Un llamado al cambio, cambios que son ahora más urgentes que nunca en medio de los desafíos de la Pandemia COVID-19.
Europa surgió del conflicto, la vecindad y la mezcla entre Roma y los bárbaros, que dirigieron legiones, gobernaron territorios e incluso convirtieron a sus descendientes en emperadores. Esta obra se adentra en el estudio de algunos de esos bárbaros, que, lejos de combatir contra el imperio, lo hicieron por él y que lejos de querer destruirlo, lo salvaron durante años. Sus biografías son las de un mundo complejo, violento, cambiante y traicionero, así como el de una tierra de nadie que era un poco de todos.
Federico Romero, creador del portal Historia y Roma Antigua, desentierra la agitada historia de los últimos e inesperados defensores de Roma, una potencia atrapada en un círculo vicioso que le llevó hasta el suicidio.
El clásico de la filosofía política sobre las contradicciones de la democracia representativa.
En 1970, Robert Paul Wolff publicó este breve texto en el que se posicionaba claramente a favor de la escuela del anarquismo filosófico. Se basaba, para ello, en la imposibilidad de conjugar una plena autonomía individual con una autoridad estatal legítimamente moral. El libro vendió más de doscientos mil ejemplares de la primera tirada, y se convirtió rápidamente en un libro de referencia.
Wolff no duda en arremeter contra la democracia liberal representativa, que le parece una solución insuficiente -ya que nunca representa la voluntad de toda la población- al conflicto entre autoridad y autonomía, y aboga por una participación directa de los ciudadanos en las decisiones políticas que culmine idealmente en una unanimidad consensuada. Solo así el poder de los estados sobre los ciudadanos llegaría a ser legítimo. Wolff no ignora, sin embargo, las dificultades de un proyecto como este, que navega en aguas de la utopía. Ante la alienación de nuestra autonomía individual y el colapso de la legitimidaddel Estado, Wolff propone que nos entreguemos al anarquismo en lugar de sacrificar nuestros deseos políticos personales.
El excitante retrato de una época en la que la erudición, la sensualidad y los excesos iban siempre de la mano.
París, 1933: Jean-Paul-Sartre, Simone de Beauvoir y Raymond Aron están reunidos tomando cócteles de albaricoque en el bar Bec-de-Gaz, en la calle Montparnasse. Aron les tienta con un nuevo marco conceptual aparecido en Berlín, la fenomenología. «Si eres fenomenólogo puedes hablar de este cóctel y hacer filosofía con él», les dice.
Esa sencilla frase puso en marcha un movimiento que inspiró a Sartre a integrar la fenomenología con su propia sensibilidad humanística y crear un enfoque filosófico completamente nuevo, inspirado en la libertad radical, el ser auténtico y el activismo político. Ese movimiento arrasaría en los clubes de jazz y cafés de la Rive Gauche, y luego llegaría a todo el mundo bajo el nombre de «existencialismo».