Patricia Evangelista cumplió la mayoría de edad después de una revolución callejera en Manila que forjó un nuevo futuro para Filipinas. Tres décadas después ha escrito esta crónica nudosa y necesaria sobre la guerra contra las drogas en el país.
Meticulosamente documentada y profundamente humana, la autora escribe sobre una nación que descubrió la fragilidad de sus instituciones democráticas bajo el régimen de Rodrigo Duterte. El resultado es una brillante disección de la gramática de la violencia y una investigación fundamental sobre los impulsos humanos enriquecida con su prosa única, corrosiva y temeraria: «Mi trabajo es ir a lugares donde la gente muere. Hago la maleta, hablo con los supervivientes, escribo sus historias y luego vuelvo a casa y espero la próxima catástrofe. Nunca tengo que esperar demasiado».
Con el arrojo característico de los mejores periodistas, Evangelista ha convertido una infancia marcada por la revolución en un testimonio ditirámbico, valioso y valiente, un puñetazo en el estómago, un tour de force del periodismo literario, una crónica bárbara e imprescindible y, por encima de todo, un ensayo colosal.
El racismo muta constantemente: varía de forma, de tamaño, en sus límites, propósito o función ante los cambios en la economía, la estructura social y, sobre todo, ante los desafíos y resistencias que se encuentra. Cada nueva generación, define el racismo a su propia imagen y semejanza.
El éxito actual de figuras políticas y partidos xenófobos no es consecuencia de una reacción contra el progreso antirracista; triunfan porque su retórica política hace explícito lo que ya está implícito en las prácticas racistas y violentas de los Estados liberales. Tras la imagen de la mujer negra beneficiaria de prestaciones sociales, del hombre musulmán radical o del inmigrante contestatario, yace el miedo al radicalismo feminista negro, al movimiento nacional palestino, o a la politización de las clases trabajadoras surgida de la organización migrante. Sus imágenes encarnan los significantes desplazados del fracaso del neoliberalismo violento.
La propagación de la ideología racista en las sociedades occidentales no es un derivado de la polarización social, sino el cómplice necesario de un imperialismo «liberal» que regresa a casa como un bumerán, a poner en práctica, contra su propia población civil, las políticas coloniales que impone en el resto del planeta. En consecuencia, y como cuenta Arun Kundnani, el antirracismo no fragmenta la lucha de clases, sino que la radicaliza.
Según Arendt, el desarrollo del mundo moderno se ha visto acompañado de una crisis de la autoridad, una crisis constante y cada vez más amplia y profunda. Y esta crisis, evidente desde principios del siglo XX, sería de origen y naturaleza política. Así, el auge de los movimientos totalitarios se produjo en el contexto de un colapso de todas las autoridades tradicionales, pero este colapso no fue resultado directo de los propios movimientos totalitarios; más bien se diría que el totalitarismo era el mejor preparado para aprovechar una atmósfera política y social en la que el sistema de partidos había perdido su prestigio y la validez de la autoridad misma fue cuestionada de forma radical.
Es un hecho sobre el que no se debería dejar de reflexionar que no hay ni ha habido nunca ninguna comunidad, sociedad o grupo que haya decidido renunciar pura y simplemente al lenguaje. Muchas veces se interrogó sobre cómo empezaron a hablar los hombres, y sobre el origen del lenguaje se propusieron hipótesis imposibles de verificar y sin ningún rigor; pero nunca se preguntó por qué continúan haciéndolo. Sin embargo, la experiencia es simple: se sabe que si el niño no se expone al lenguaje de algún modo dentro de los once años de edad, pierde irreversiblemente la capacidad de adquirirlo.
Ante la emergencia ambiental, la naturaleza está de moda y, convertida ya en eslogan, corre el riesgo de convertirse en un artificio más. Por tanto, es necesario repensar radicalmente el concepto de naturaleza, confrontando la inteligencia de los Antiguos, en particular la de Aristóteles, con los desafíos posmodernos. ¿Es el hombre, ante la pluralidad de sus culturas, un ser natural? ¿Cómo se articulan naturaleza y libertad, o naturaleza y tecnología? ¿Por qué la colorida multitud de los seres humanos nos recuerda nuestra vocación de constructores de arcas?
Este breve ensayo analiza el biocentrismo romántico y el antropocentrismo desviado, y proporciona los elementos de una ecología verdaderamente integral.
Dos acontecimientos de los años veinte marcaron profundamente el pensamiento político de Hannah Arendt. Al primero de ellos lo denominó el «shock filosófico» la filosofía de la existencia de Jaspers y de Heidegger y, al segundo, el «shock de la realidad» la consolidación del movimiento nacionalsocialista en Alemania, el surgimiento del totalitarismo. Ambas experiencias ponen en movimiento su necesidad de comprender, un intento incesante de traducir al lenguaje de la experiencia el peligroso y a menudo brutal choque del hombre moderno con los hechos.
He aquí una escogida selección de textos y charlas de Jiddu Krishnamurti, algo así como un compendio de sus enseñanzas, a través de las cuales nos plantea el apasionante mundo del conocimiento propio.
K. invita a cuestionar nuestros condicionamientos para poder mirarnos desde la libertad psicológica y reflexionar sobre nuestras relaciones con las personas cercanas y con el mundo. Aborda las relaciones de amistad, de pareja, entre padres e hijos, entre alumnos y profesores… de forma que el lector pueda ser parte activa del cuestionamiento. Igualmente, se aborda el tema de la vida en la vida y los misterios que en ella podemos encontrar, sin buscar.
Todo el mundo habla de que la democracia está en crisis. Pero si esto es cierto, ¿se trata meramente de una crisis coyuntural, que una buena voluntad democrática podría solventar por sí misma? ¿O nos hallamos más bien ante una crisis estructural e interna de la democracia, que eclosiona en el contexto de las sociedades capitalistas modernas? ¿Es el capitalismo un motor de la democracia o, por el contrario, una amenaza para ella? ¿Qué caminos podemos recorrer hacia un futuro más democrático y más sostenible social y ecológicamente?
El 18 de julio de 1936, el general Francisco Franco y otros altos mandos del ejército protagonizaron un golpe de Estado contra la Segunda República española. Al encontrarse con una gran resistencia popular, iniciaron una Guerra Civil. Fueron tres años terribles en los que murieron centenares de miles de personas. El ejército golpista, apoyado por los fascistas italianos y los nazis alemanes, ganaron la guerra, implantando una dictadura que duró cuarenta años. Durante los largos años del Régimen, se siguió luchando contra la dictadura de Franco, en una batalla muy desigual. Se luchó con huelgas, manifestaciones, organizándose desde la clandestinidad.