Nueva presentación del súperventas sobre economía del arte contemporáneo. Un clásico moderno.
Un banquero multimillonario invierte 12 millones de dólares por el cadáver de un tiburón descomponiéndose dentro de una tinaja.
Un lienzo lleno de gotas de colores se vende por 140 millones de dólares.
Una chaqueta de cuero abandonada en una esquina se subasta por la suma de 690.000 dólares.
Si el negocio del arte moderno es serio, ¿por qué parece una broma?
En este recorrido ameno y fascinante por las casas de subastas, las galerías y el mundo de los coleccionistas, Don Thompson desvela los secretos económicos y las estrategias de marketing que impulsan al mercado a producir los precios astronómicos a los que se cotizan las obras de artistas como Basquiat, Koons, Tàpies o Jasper Johns.
Thompson nos acerca a la psicología y los intereses que mueven el mercado artístico para recordarnos que en el arte contemporáneo, como en tantos otros campos, la línea que separa la cultura y el negocio es difusa pero clara.
Para ayudarnos a comprender nuestros dilemas contemporáneos más urgentes, William Shakespeare no tiene igual.
Mientras Isabel I, cada vez más envejecida y obstinada, se aferraba al poder con uñas y dientes, un brillante dramaturgo exploraba las causas sociales, las raíces psicológicas y los retorcidos efectos de la tiranía. Al analizar la psique (y las psicosis) de personajes de la catadura de Ricardo III, Macbeth, Lear, Coriolano y de las sociedades sobre las que gobernaban, Stephen Greenblatt desvela las formas en las que Shakespeare ahonda en el ansia de poder absoluto y las catastróficas consecuencias que su ejercicio conlleva.
Instituciones de fuerte arraigo parecen frágiles, la política y sus representantes sucumben al caos, la miseria económica alimenta la cólera populista, la población acepta que le mientan, el rencor partidista se impone, la indecencia más desvergonzada impera: aspectos como estos de una sociedad en crisis fascinaban a Shakespeare y están presentes en algunas de sus obras más memorables. Con asombrosa perspicacia, supo mostrar la psicología infantil y los apetitos insaciablemente narcisistas de los demagogos —así como el cinismo y el oportunismo de los diversos cómplices y parásitos que los rodeaban—, e imaginó la manera de frenarlos. Por eso y por otras muchas razones, la obra de Shakespeare, como pone magistralmente de manifiesto Stephen Greenblatt en este libro, sigue teniendo una importancia esencial hoy en día.