Giorgio Agamben lee la famosa novela de Collodi, evitando las habituales interpretaciones esotéricas en favor de una «iluminación profana» donde el cuerpo y la imaginación se compenetran. Después de «La locura de Hölderlin», Agamben realiza una lectura del libro más leído y traducido de la literatura italiana «Pinocho». Y lo hace reformulando radicalmente las interpretaciones esotéricas de las aventuras del títere, de la muerte al renacimiento, de la metamorfosis del burro a ser tragado por el vientre de la ballena. El libro resultante no es un cuento de hadas, no es una novela, no es atribuible a ningún género literario, al igual que su protagonista, que no es ni un animal ni un niño, ni siquiera es un «quién», sino solo un «cómo»:es, en el sentido más estricto de la palabra, una salida o un escape, tanto de lo humano como de lo inane -por eso no hace más que correr-, y cuando al final se detiene está perdido.
La historia es de las mujeres y de los hombres, por más que la de los segundos se haya divulgado y la de las primeras escamoteado. Pioneras, 1850-1960 narra la historia del mundo contemporáneo con el foco puesto en la experiencia femenina, en un siglo en el que la mujer ha revolucionado los roles previos, cambiando profundamente su papel en la mayor parte del mundo, hasta la llegada de la segunda ola del feminismo. Revolucionario es también el acercamiento de Marina Amaral, que consigue con su maestría coloreando la añeja fotografía en blanco y negro contar las vidas y experiencias de esas mujeres tanto célebres como ordinarias, que cambiaron el mundo, ya fuese en un laboratorio o protestando en las calles, actuando sobre escenario o luchando en las trincheras, compitiendo en unas elecciones o explorando la naturaleza. Estas pioneras, con los riesgos y avatares que corrieron, con los anhelos y esperanzas que vieron cumplidos o derrotados, sembraron las semillas de un mundo que queremos igual.
Robert Darnton analiza el funcionamiento de la industria editorial durante el periodo de la Ilustración en Francia y zonas vecinas. La obra expone la importancia del papel del editor en la difusión de las obras, así como los conceptos emergentes de “propiedad intelectual” y “piratería” durante la época.