Cuando aún era un adolescente, Leonard Cohen se asomó un día al balcón de su casa en Montreal y oyó unos acordes de guitarra. El chico sentado en la hierba tocaba flamenco y durante unos días se convirtió en el primer maestro de Leonard. Desde entonces, paso a paso, Leonard Cohen fue forjando una carrera en la que los momentos estelares se alternaron con épocas oscuras, y en la que la música fue fiel aliada de la escritura. Canciones como «Suzane», «So Long, Marianne» o «Chelsea Hotel» nos acompañaron a lo largo del siglo XX y los poemas de Libro del anhelo resumen en pocas líneas emociones que no tienen fecha de caducidad.
Muchos veneran a ese hombre que en 2011 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias y que, hasta el día de su muerte, el 7 de noviembre de 2016, siguió dando la vuelta al mundo para estar cerca de su público. Cuando alguien le tachaba de pesimista, Cohen sonreía y soltaba una de sus frases memorables, que constituyen una lección de vida.
Revisando estas palabras, entrevistando a la gente que le era próxima y reuniendo datos inéditos que el propio autor le proporcionó sobre su trayectoria personal y profesional, Sylvie Simmons reunió las piezas que componían al hombre y al artista y ahora, tras la muerte de Cohen, lo ha completado hasta lograr su mejor retrato.
A lo largo de la Historia, las reliquias han generado diversos mecanismos de extracción, asimilación y transmisión de discursos visuales y de cultura material. Los «fragmentos» determinaron la creación de «envolturas» (relicarios-objeto y salas-relicario), pero también espejos (otras imágenes) y respuestas (emulación de la santidad). Tuvieron asimismo un potencial extraordinario para sacralizar espacios, reconfigurarlos y, en combinación con sus envoltorios artísticos y materiales, definir y construir nuevos lugares de recepción, nuevas capas de sacralidad a menudo yuxtapuestas y difícilmente separables.
Desde el punto de vista de la historiografía artística, el presente libro busca ofrecer una metodología de estudio en torno al análisis de la cultura visual de la Monarquía Hispánica a lo largo de la Edad Moderna y los inicios del mundo contemporáneo. En sus distintos capítulos no sólo se tratan asuntos de índole artística, sino también social, cultural y política, lo que ayuda a entender mucho mejor la relevancia que tuvieron, así como la importancia del relicario como espacio vertebrador de un mensaje que, en bastantes casos, supera el mero ámbito religioso del culto al santo correspondiente.
Mary Beard, quizá la más grande figura actual de los estudios clásicos, nos ofrece una nueva visión de la historia de la Antigua Roma.
Como culminación de cincuenta años de estudio e investigación sobre la antigua Roma, Mary Beard, profesora de la Universidad de Cambridge, nos ofrece una magistral visión de conjunto de su historia: una historia que, nos dice, «al cabo de dos mil años, sigue siendo la base de nuestra cultura y nuestra política, de cómo vemos el mundo y nuestro lugar en él». Una historia caracterizada por increíbles mitos fundacionales y grandes instituciones políticas y sociales, por extraordinarias conquistas militares y espectaculares obras arquitectónicas. Sin olvidar las gestas de las personalidades más célebres del mundo romano: desde Cicerón tratando de evitar la conjura de Catilina sobre Julio César, hasta la victoria de Octavio sobre Marco Antonio. No estamos, sin embargo, ante una síntesis académica al uso, pues en la mayoría de reseñas de este libro aparecen asociados los calificativos de «magistral» y «entretenido».