La búsqueda perpetua de crecimiento y plenitud suele estar incompleta. Ken Wilber combina las aportaciones de la espiritualidad, la psicología, el trabajo con la sombra, la ciencia y la teoría integral para ofrecernos un camino hacia una totalidad radical y auténtica que abarca cinco dimensiones: Despertar, Madurar, Abrirse, Limpiar y Manifestarse. Ningún otro enfoque de crecimiento integra estas cinco dimensiones, cada una de las cuales representa un recorrido único hacia la totalidad. Al combinar e integrar estos aspectos, alcanzamos lo que Wilber llama la Gran Totalidad: una experiencia plena en la que todos los aspectos de nuestra vida se unen para conectarnos profundamente, no solo con nosotros mismos, sino también con todo aquello que nos rodea.
Pensar es bueno, pensar con conciencia crítica es aún mejor, pero pensar demasiado es una bomba para la salud. Pensar demasiado y sin autocontrol es una fuente de agotamiento mental. Nos estamos estresando de forma rápida, intensa y global en la era de las computadoras e Internet. Estamos llevando nuestra psique a un quiebre colectivo y no nos damos cuenta. Nos entrenan desde la primera infancia para bañarnos, cepillarnos los dientes y lavarnos las manos, pero no hemos aprendido a limpiar nuestra psique, nuestra mente, a resetear el inconsciente que emana ideas y preocupaciones angustiosas.
La liberación afectiva significa tomar las riendas de tu vida emocional, aun estando en pareja, sin agobios y sin sufrimientos inútiles que te impidan ser como realmente eres o como se te antoja ser. ¿Liberarte de qué? De cuatro creencias absurdas sobre el amor que suelen aplastarte y limitar tu crecimiento personal:
Si amas, debes obsesionarte.
Si amas, debes renunciar a tu identidad.
Si amas, debes tener miedo a perder a tu pareja.
Si amas, debes esclavizarte.
Es posible crear un esquema mental saludable y constructivo que se contraponga a las cuatro tendencias señaladas: al amor obsesivo, opongo un amor apasionado, pero sereno; al amor fusionado, opongo un amor con identidad personal; al amor temeroso, opongo un amor valiente, y al amor opresivo, opongo un amor libre.