Unas memorias honestas y profundamente conmovedoras sobre la lucha de una joven mujer contra la depresión y cómo su perro salvó su vida.
Con tan solo 22 años de edad Julie Barton sufrió un colapso en el suelo de la cocina en su casa de Manhattan. Llevaba ya un año que había dejado sus estudios con una depresión muy severa. Gracias a una extraña llamada telefónica, su madre viajó desde Ohio a Nueva York y se la llevó a casa.
Perseguida por los recuerdos problemáticos de su niñez. Julie continuo inmersa en una desesperante depresión que casi le llevó al suicidio. Psiquiatras, terapeutas y su propia familia trataron de intervenir, pero nada ni nadie era capaz de conectar con ella, hasta que un día decidió adoptar a un cachorro Golden Retriever al que bautizó como Bunker Hill.
Este libro captura la angustia de la depresión, el lento camino para la recuperación, la belleza del perdón y el maravilloso camino en el que los animales pueden ayudar a sanar hasta los corazones y las mentes más destrozadas.
Cuando escribí la primera edición de este libro tenía muy poco conocimiento acerca de la misión que le corresponde desempeñar a los Ángeles Celestiales con todos los seres humanos. Recuerdo que en cada experiencia positiva usaba deliberadamente la palabra “Ángel”, pero sin una conciencia clara del significado tan profundo que tiene esta palabra. Para explicarme mejor expondré un ejemplo sencillo. Cuando algo se me resolvía rápida y fácilmente a través de la ayuda de otra persona, yo decía: “Gracias a un Ángel que me ayudó”. De esta manera, cada vez que necesitaba “una mano amiga” decía: “Dios mío, por favor, mándame un Ángel, necesito encontrar un Ángel en este lugar”.
Otras veces perdía algo y de igual manera decía: “Necesito un Ángel que me ayude a encontrar lo que he perdido”. Así, sucesivamente, la palabra Ángel fue ocupando gran parte de mi diario vivir. Igualmente, si trataba a una persona buena, pensaba: “Esa persona es un Ángel o tiene algo de Ángel”. Poco a poco comencé a interesarme más seriamente en los Ángeles.
En todas las personas hay una zona de sombra que alberga emociones reprimidas, pulsiones no reconocidas y deseos inconfesos. Son aspectos que no solo cuesta reconocer, sino que además nos esforzamos por mantenerlos ocultos. Sin embargo, esa sombra alberga facetas de nuestra personalidad que, correctamente integradas, tienen un gran potencial y pueden aportar a nuestra existencia una riqueza insospechada.
Explora tu inconsciente para descubrir tus propios secretos ocultos y conocerte mejor con ayuda de los tests, preguntas de profundización progresiva, actividades de asociación libre y ejercicios de visualización propuestos en este diario. La experiencia te hará crecer personalmente; serás una persona más completa y más fuerte para enfrentarte a los retos que plantea la vida, con energías renovadas y mayor autoconciencia de quien eres realmente.