2008 fue un año difícil para Javier Regueiro. Se vio obligado a cerrar su primera empresa y tuvo que enfrentarse a una triple quiebra económica, profesional y de salud difícil de superar. Pero, paradójicamente, esta crisis le sirvió para reconstruirse, porque por primera vez en su vida pudo dedicarse a su verdadera pasión: escribir e impartir formaciones. Este libro te cuenta sin rodeos lo que el autor de estas páginas vivió: su deriva tras el descalabro y cómo tuvo que enfrentarse a su frustración y resetear su salud desde cero para sentirme de nuevo útil y productivo; el descubrimiento de que los momentos difíciles encierran las mayores oportunidades de negocios; el emprendimiento de un nuevo rumbo profesional, conectando con sus verdaderas pasiones y capacidades, y las herramientas que utilizó para crear su marca personal, encontrar clientes y generar ingresos. Las personas no crecemos cuando el mar está en calma, sino cuando de pronto se agita y nos vemos obligados a tomar decisiones y aventurarnos hacia nuevos rumbos.
Lo más arriesgado del mundo no es hacer una expedición a la Antártida en chancletas.
¿Sabes qué es?
Contar de manera sencilla el asunto más complejo del mundo: tu mente.
Lo que quiero es llegar al final de mis días pensando que mi vida tampoco estuvo tan mal, y, tras veinticinco años de psicólogo, tengo algunas ideas interesantes para lograrlo.
Para ello, te hablaré de Laura y su psicóloga ultratóxica; de Leandro, el músico desastre; de la tesis doctoral de Albert; de María y sus atracones; del virus de Luisa, y de muchas otras historias más.
Con Autoestima punk, voy a ayudarte a organizar el desván que tienes en tu cabeza.
Deja de comprar humo. Por fin, apañar tu autoestima y caerte mejor sin rollos lacrimógenos es posible.
¿Quién dijo que para ser feliz hay que pensar en positivo?Por fin un libro de autoayuda que se atreve a hablar alto y claro.
Parece que estamos en la época de la necesidad de que todos seamos felices. La terapia, la meditación, el yoga, la espiritualidad... cualquier camino parece bueno. La cuestión es que, si funcionaran bien, probablemente la gente en general sería más feliz y no necesitaría consumir todas esas cosas. Pero no es así. El pensamiento negativo aparece y permanece, a pesar de nuestros esfuerzos para no pensar en él. Es ahí donde podemos cambiar.