La soledad es una de las emociones más intensas y dolorosas. Prueba de ello es que hacemos cualquier cosa para evitarla. De hecho, la gran mayoría de adultos somos sociodependientes, adictos a la nicotina social. Es decir, a la irracional necesidad de estar permanentemente en contacto con otras personas. A pesar de ser la forma de drogadicción más común en nuestra sociedad, es también la más desconocida. ¿Quién es el valiente que se atreve a quedarse a solas, desnudo emocionalmente y cara a cara con el dolor que anida en sus profundidades?
¿Podemos cambiar nuestro cerebro? ¿Podemos educarnos y reeducarnos? Descubre cómo aprende nuestro cerebro y cómo optimizar nuestro crecimiento mental de la mano de David Bueno, autor de El cerebro del adolescente.
Conocer el cerebro, la forma en que se va construyendo y cómo funciona es una de las vías principales para poder cambiarlo, en nosotros mismos y tambien para ayudar a nuestros hijos y estudiantes.
El cerebro es el órgano del pensamiento, donde se gestionan todos nuestros comportamientos. Nos permite adquirir conocimientos y experiencias nuevas y dotarlas de significado, especialmente emocional, que van modificando cómo percibimos y nos relacionamos con el entorno y con nosotros mismo. Tambien es la sede de los sueños, y a traves de su actividad podemos imaginar tantos futuros posibles como queramos -o como podamos.
Pero nuestra mente y nuestro cerebro no son fijos y siempre pueden seguir creciendo y ampliando horizontes.
La llegada de un hijo es algo tan potente y transformador que inevitablemente provoca cambios en los progenitores. La relación de pareja que tenían hasta entonces también se ve afectada, pues deben afrontar en común un reto absolutamente nuevo: criar a un hijo. Este bebé, a su vez, removerá al niño que cada uno de ellos fue. Y desde esta removida, tan monumental como, en ocasiones, inconsciente, ¿cómo puede la pareja seguir teniendo una buena relación?, ¿cómo puede mantener un vínculo sano, que sume y que esté lleno de amor, respeto y conexión?
A menudo los cambios son tantos y va todo tan rápido que la pareja, centrada en sacar adelante a los hijos y en trabajar, se va desconectando y distanciando, hasta el punto de que muchos sienten que están conviviendo casi como meros compañeros de piso, lo que los lleva a pensar en la separación. ¿Qué podemos hacer para que esto no ocurra?