Después de sufrir un primer aborto, Paula Bonet volvió a quedarse embarazada de una niña, para quien escribió y pintó Roedores, un libro que es la vez un cuento y una carta de amor para una hija que tampoco pudo nacer; junto a su diario íntimo, donde comparte sus miedos y esperanzas, conforman un intento por comprender el trauma y la corporeidad de la ausencia.
Una novela gráfica llena de ternura que plasma con simpatía y cariño el amor absoluto que sentimos pornuestras abuelas
Églantine y su abuela son inseparables. Cómplices en los buenos y en los malos momentos, tienen una relación muy especial y lo comparten todo: recuerdos de infancia, contundentes desayunos los fines de semana y, sobre todo, muchísimas risas. La nieta ha heredado el ácido sentido del humor de la abuela y disfruta cada momento que pasa al lado de la anciana, aunque a veces parezca que esta ha comenzado a perder un poco la cabeza...