Quítate la venda de los ojos.
Cuestiona tu sistema de creencias.
Abraza el cambio y la transformación.
Sé valiente y atrévete a vivir tu propia vida.
En general llevamos una existencia de segunda mano, artificial y prefabricada. Lo cierto es que estamos completamente perdidos en el arte de vivir. No sabemos quiénes somos ni para qué vivimos. Ni tampoco cómo sentirnos verdaderamente felices. Dado que no contamos con ninguna brújula interior, simplemente nos dedicamos a seguir el camino trillado por el que circula la mayoría. Estudiamos. Trabajamos. Consumimos. Y nos entretenemos, volviéndonos adictos a todo tipo de parches para tapar nuestro vacío.
Sin embargo, tarde o temprano nos adentramos en una profunda crisis existencial, experimentando una saturación de sufrimiento. Es entonces cuando hacemos algo revolucionario: iniciar un proceso de autoconocimiento, cuestionando las creencias con las que fuimos condicionados por la sociedad. A su vez, nos liberamos de todas las cadenas mentales que nos mantenían presos. Y como consecuencia, nos atrevemos a seguir nuestro propio camino en la vida, honrando nuestra singularidad como seres humanos.
Cada vez que te encuentres del lado de la mayoría es tiempo de hacer una pausa y reflexionar.
La autora de Brújula para navegantes emocionales nos alienta a sacar provecho de nuestra capacidad innata para amar y para transformar, a encontrar los cauces donde nuestra creatividad y nuestra energía fluyan a través de las trampas y los dones que nos acechan a diario.
Nacemos inocentes. Sin emociones mezcladas, sin dudas, sin miedos, sin mentiras. Llegamos para descubrir, luminosos y coherentes. Vulnerables pero abiertos al mundo, animados por una curiosidad rotunda y radical, dotados de la pasión por vivir. Es entonces cuando comienza la búsqueda del sentido en una realidad diaria de luces y de sombras donde nos asaltan el amor, el miedo, la tristeza o la tentación. Cómo nos enfrentemos a estas etapas cruciales, desde la inocencia o desde la rigidez, determinará el tejido de nuestra existencia, de cada emoción, de cada gesto, de cada pensamiento.
Relatos para soñar despierto y sanar el alma dormida.
«Me encantan los relatos, las historias pequeñas de tres a ocho páginas, que te hacen pensar, reír, llorar o emocionarte. Un buen relato puede alegrarte un mal día porque las historias pequeñas en ocasiones resumen un gran sentimiento que reside en nuestro interior y que se convierte en nuestra mejor medicina.
»Me encantaría que estos relatos fueran terapéuticos y os ayudaran con alguna emoción estancada. Desearía que os sintierais acompañados, cuidados y queridos en cada página. Todos los personajes pertenecen a mi mundo. Son personas amarillas. [...]
»Estas historias no dejan de ser casi como películas, es por ello que antes de cada relato encontraréis unos bellos e increíbles pósters sobre cómo podría ser el cartel de ese film.»