En este libro encontraremos los pasos necesarios para protegernos y liberarnos gracias a la magia. Montse Osuna nos enseñará a ejecutar determinados sortilegios que nos ayudarán ante los problemas y dificultades de nuestra vida cotidiana.
Con más de un centenar de hechizos, conjuros y rituales que nos servirán para:
Llamar al dinero: introduciendo un billete en un cuenco con un poco de sal y jengibre.
Recuperar el amor: dibujando una estrella roja de cinco puntas el día de San Valentín.
Atraer la creatividad: metiendo hojas de té y uvas pasas en un saquito verde y amarillo.
El principio de un camino luminoso, buena suerte y… que la magia te proteja.
La llave de la Atención nos propone un entendimiento claro, pero sencillo y conciso de la experiencia humana. Esta llave nos hace focalizarnos e implicarnos justo en aquello que sucede momento a momento, pero, a su vez, nos lleva a la fuente, a la esencia intemporal que también somos.
Un libro con una gran capacidad teórica en el que convergen los postulados de la sabiduría perenne con importantes descubrimientos científicos, pero que, además, genera movimiento experiencial, no solo por las diversas prácticas que ofrece y que aparecen bien detalladas, también por todo el estímulo que su lectura infunde hacia todo lo que «conscientemente bueno» podemos hacer en nuestra vida cotidiana.
La ciencia de los minihábitos destapa las incongruencias de la mayoría de las estrategias de crecimiento personal, estrategias de superación que van en contra de las reglas naturales de tu propio cerebro y que a la larga lo único que consiguen es alimentar la culpa y la frustración. Un minihábito es una pauta sencillísima de conducta positiva, que puedes aplicar cómodamente en tu día a día. Cumplir con un minihábito requiere un esfuerzo tan nimio que es imposible flaquear. Para conseguir resultados permanentes tienes que dejar de luchar contra tu cerebro y actuar según sus reglas. Cuando lo haces, el miedo, la duda y las vacilaciones desaparecen de la ecuación y te descubres a ti mismo como amo y señor de una fuerza de voluntad que ni sospechabas poseer. Hacer un poquito es mejor que no hacer nada (matemática pura), y hacer un poquito todos los días es infinitamente más efectivo que hacer mucho en un día. Porque hacer un poquito cada día es suficiente para cristalizar un hábito fundamental que puede cambiarte la vida.