Se dice que Jesús tuvo una seguidora que lo amó tanto como para asistir a su crucifixión, una seguidora a la que él amó tanto que la eligió para ser la primera en saber sobre su resurrección.
Este personaje ha llegado hasta nosostros con un nombre y una profesión polémicos: Maria Magdalena, la prostituta. Sin embargo la Iglesia Católica no duda en denominarla "Apóstola de apóstoles", aunque no reconoce como canónico el Evangelio de María Magdalena, un bellísimo texto gnóstico que nos propone un cristianismo como vía de conocimiento, un camino de regreso a nuestros verdaderos orígenes.
Neale Donald Walsch prosigue su enriquecedora experiencia en forma de penetrantes diálogos que no desafían a ampliar nuestra perspectiva, a reconstruir nuestro mundo, nuestra sociedad y a nosotros mismos. Este segundo volumen de la trilogía es un libro para comprometerse, una invitación a la meditación diaria, un mensaje de optimismo.