Volver a mirarnos es una invitación a encontrarnos en medio de las urgencias, el avance tecnológico, la rutina. El mundo es cada vez más complejo, pero también cada vez más maravilloso. ¿Qué mirada y qué voz podemos utilizar para conectarnos con nuestros hijos-alumnos? Liliana González, en su incansable lucha por la saldar la deuda que tenemos lo s adultos con la infancia, nos invita a ampliar la mirada para alojar nuevas preguntas: ¿Qué lugar ocupan las pantalla s en la vida de nuestros hijos? ¿Cuáles son los síntomas del bullying? ¿Les enseña la escuela a leer críticamente lo que se les vende? ¿Jerarquiza los espacios donde puedan expresarse libremente? ¿Cómo transmitirles, en tiempos del chat, la importancia del encuentro real con sus amigos? En esta oportunidad lo hace con el aporte de su hija, Natalia B rusa, quien desde la comunicación social suma elementos par a tratar de acercarnos sin prejuicios al mundo de los niños y los adolescentes de hoy. Este libro nos ayuda a sumar humanidad a la observación amorosa de la infancia, de manera pacífica e inclusiva. Para mejorar la calidad de vida de todos y todas.
La ansiedad es uno de los grandes problemas de nuestra época y, sin embargo, la gran mayoría de las personas, pese a sufrirla, sabemos poco de ella y de qué función tiene. En Volver a ser tú, el psicólogo clínico Joaquín Mateu-Mollá nos ayuda a comprender de dónde procede y cómo lidiar con la experiencia de sentirla, ahondando en el significado que tiene para cada uno según nuestra particular experiencia vital. Con esta lectura aprenderemos sobre sus aspectos más positivos: cómo vivirla como una fortaleza y ser conscientes de muchos de los mitos que la rodean para desmontarlos.
Mateu-Mollá también nos enseña paso a paso, y a través de valiosos y detallados ejercicios de mindfulness con útiles ilustraciones, cómo desarrollar estrategias que nos ayuden a vivir una vida mejor y a enfrentarnos a las situaciones de ansiedad que puedan sobrevenirnos en el futuro.
Cuando empecé este viaje no sabía dónde acabaría, simplemente me senté en el tren, miré por la ventana y vi la vida pasar, parada tras parada. Mentiría si dijera que el recorrido fue fácil porque estuvo lleno de baches, parones, subidas y bajadas, encuentros y despedidas.
Hubo momentos buenos, otros que no lo fueron tanto y alguno que fue simplemente terrible, tanto que incluso llegué a pensar que ese era mi destino. Seguramente tú también has pasado por momentos así.
Hagamos este trayecto juntos, aprendamos del camino y sigamos adelante.