A menudo conducir te lleva a tu destino, pero ¿qué pasa cuando el destino te pilla por el camino? Descúbrelo en esta novela romántica new adult con un Cupido en forma de Mustang.
La vida es eso que pasa mientras haces otros planes…
Lo único que quería Scarlett era pasar las vacaciones en Utah con su madre.
Lo único que Christopher ansiaba era poder escapar de una vez por todas de la telaraña de su familia.
Pero con lo que ninguno de los dos contaba era con que el Mustang de Scarlett dejaría de funcionar en mitad de la nada y los planes de ambos se verían truncados para siempre.
Christopher será el mecánico encargado de arreglar el coche y, quizás, de poner patas arriba el corazón de la chica.
Una historia de pasión e intriga en la que Scarlett y Christopher se verán obligados a dejar de lado su orgullo y apartar sus diferencias.
A veces, aunque no busques el amor, solo hay que dejar que dos corazones latan al mismo tiempo.
Luca Vitale, de buen corazón y sentimientos puros, es el heredero de un mundo grotesco. Alayna Novak, de ojos angelicales y lengua afilada, tiene las manos manchadas de la sangre de otros. Sabe que es un instrumento mortal, que su encanto es parte de su trampa, y por eso mantiene a todo el mundo a una distancia prudencial.
Pero cuando lo inevitable ocurre, algo que ni las leyes ni la tradición pueden detener, ambos saben que la única salida posible es la muerte.
La ciudad arderá y todo dejará de ser un simple juego.
Tras la muerte de Luke, Hasley debe seguir con su vida, pasar página y mirar hacia delante. Cuando su madre le dice que es hora de continuar y dejar el pasado atrás esas palabras se le clavan como puñales en el alma, pero no por ello son menos ciertas. Hasley es joven y tiene todo el tiempo del mundo para rehacer su vida y conocer a alguien más. La vida está llena de oportunidad. Quizás no para Luke, pero sí para Hasley y ella sabe que él hubiese querido que ella continuase su camino y cumpliese sus sueños.
Todo cobra un nuevo sentido con la aparición de Harry Beckinsale, licenciado en derecho, dos años mayor que ella y con la vida en orden.
¿Será esta la nueva oportunidad para que los sueños de Hasley puedan descansar en paz junto a la memoria de Luke?
Annaleigh vive una vida privilegiada en su mansión de Highmoor frente al mar con sus hermanas, su padre y su madrastra. Una vez fueron doce, pero la soledad reina en los majestuosos salones ahora que las vidas de cuatro de las jóvenes han llegado a su fin. Cada muerte fue más trágica que la anterior y en los pueblos de alrededor corren rumores de que la familia está maldecida por los dioses.
Acosada por una serie de visiones, Annaleigh comienza a sospechar que las muertes no fueron accidentes. Desde hace tiempo, sus hermanas se escabullen cada noche para asistir a deslumbrantes fiestas bailando hasta el amanecer con sus vestidos de seda, y Annaleigh no está segura de si intentar detenerlas o unirse a ellas en sus encuentros prohibidos. Porque ¿quién (o qué) está en realidad bailando con ellas?
Y, cuando Annaleigh conoce a un misterioso desconocido que guarda sus propios secretos, sus sospechas se convierten en una carrera para revelar la oscuridad que ha caído sobre su familia... antes de convertirse en su próxima víctima.
Todo el mundo quiere saber cómo lo hace Zoe. Su familia, ese chico tan mono con el que se cruza siempre en la pista de hielo y sus compañeros de clase. Quieren saber exactamente cuántos kilos marca la báscula y cuántas calorías consume al día, y si no le preocupa no despertarse a la mañana siguiente. Quieren saber por qué, pero no quieren oír la verdad, porque la verdad no es sensacionalista.
La verdad es que Zoe no se siente suficiente para su familia, ni para ese chico con el que se cruza siempre en la pista de hielo, ni para sus compañeros de clase. Ni siquiera se siente suficiente para la enfermedad.
La verdad es que Zoe se considera más monstruo que chica, sin llegar a ser un monstruo del todo.
La verdad es que nunca es todo o nada.
No hay una verdad absoluta, pero la paz existe, la tranquilidad existe, la recuperación existe.
Y si Zoe aprende a aceptar la ayuda de quienes quieren saber cómo, quienes quieren saber por qué, las terminará conociendo.