Desde hace casi un siglo, Biloxi es conocida por sus playas, complejos turísticos e industria pesquera. Pero también tiene un lado oscuro. Esta ciudad de Mississippi es además famosa por el crimen y la corrupción: desde el juego, la prostitución y el contrabando hasta el narcotráfico y los asesinatos a manos de sicarios. Un pequeño grupo controla la actividad criminal y se rumorea que muchos de ellos son miembros de la mafia del sur, conocida como mafia Dixie.
Keith Rudy y Hugh Malco, amigos de la infancia e hijos de familias inmigrantes, crecieron en Biloxi durante los años sesenta, hasta que en la adolescencia sus vidas siguieron direcciones diferentes. El padre de Keith se convirtió en un legendario fiscal decidido a «limpiar la costa». El de Hugh llegó a ser el jefe de la red criminal clandestina de Biloxi. Keith decidió estudiar Derecho y seguir los pasos de su padre. Hugh prefirió trabajar en los clubes nocturnos del suyo.
Las dos familias se dirigen directas hacia un decisivo enfrentamiento, que tendrá lugar en un tribunal... y en la que la vida de todos estará en la cuerda floja.
Los poetas líricos griegos poseen una importancia singular: son los primeros autores de Occidente que deciden escribir sobre las cosas que todavía hoy nos conmueven y apasionan.
La naturaleza, la amistad, la guerra y el deseo son algunos de los temas que llenan estas páginas, en las que voces individuales de toda la Grecia arcaica se alzan para componer una hermosa pieza coral que incita a a vivir en plenitud.
"Las rosas de Pieria" es un nombre metafórico otorgado a las Musas, diosas de la creación.
Bajo su tutela compusieron los líricos griegos arcaicos, cada uno de los cuales tuvo, por supuesto, su propia personalidad y sus particularidades pero compartiendo todos ellos un tono común, además del tiempo (entre los siglos VII-VI a.
de C., aproximadamente) y el espacio (la Grecia continental y la insular) donde les tocó vivir.
«Me había jurado no volver a comer tierra y ahora me quema la lengua y me ruge el estómago reclamándola. La tierra está llena de secretos pero no para mí».
Cometierra ha elegido dos cosas: un barrio nuevo y no volver a usar su poder adivinatorio nunca más. Rodeada de desconocidos, va saliendo poco a poco de su encierro y aprende a manejarse en su nuevo entorno, al tiempo que aguarda el nacimiento de su sobrino, hijo de su hermano Walter y de la novia de este, Miseria. Es precisamente esta última quien, al ver en el don de Cometierra un lucrativo potencial económico, la anima a recuperar las visiones que le permitían encontrar a gente desaparecida. Para ello, tendrá que resolver casos recientes y antiguos, desvelar secretos de su historia familiar y poner su vida en las manos de una bruja más poderosa que ella.
«Una novela redonda en la que Reyes vuelve a ofrecernos una prosa visceral y poética, unas imágenes bellas y desgarradoras, una literatura comprometida con la comunidad».
«Una de las voces más personales, controvertidas y exuberantes de la literatura actual en español».
Jurado del Premio FIL de Literatura
Entre ironías, burlas, improperios, maldiciones, blasfemias, este librito sin pretensiones hará reír a muchos e iluminará a montones. Trata modestamente de apresar el cambio frenético que se ha apoderado del mundo. Su autor vive en la Luna y desde allá dispara. Es un francotirador lunático que abre fuego contra el que sea: presidentes, papas, reguetoneros, raperos, médicos... Y con especial delectación contra las reverendas madres, perpetuadoras de la especie, su blanco predilecto. Apunta desde arriba el selenita contra sus soldaditos de plomo, dispara y van cayendo allá abajo unos tras otras. ¡Qué puntería! ¡Qué masacre!
«A un paso de que la humanidad desaparezca por el exceso de gente, el derretimiento de los polos, la crecida de los mares y la gran fiesta nuclear que viene, juzgo oportuno enrostrarle al hombre lo cruel y atropellador que ha sido con los animales y enterarlo de la dicha inmensa que me causa su castigo y próxima desaparición». Eso dice, eso anuncia, oigámosle.
Agatha Raisin regresa a su cottage de los Cotswolds deprimida y apática. Para superar la frustración, intenta distraerse en la Asociación de Damas de Carsely, donde encuentra un encendido debate sobre la propuesta que la recién fundada Compañía de Agua de Anscombe ha hecho al Consejo Parroquial del pueblo para embotellar y comercializar el agua de un manantial local. Sin embargo, la decisión se complica cuando Agatha descubre el cadáver del presidente de la compañía justo debajo de la fuente. Y mientras se desatan todo tipo de especulaciones, la incombustible Agatha acepta el puesto de relaciones públicas de la compañía con la misión de ofrecer una imagen edificante de la empresa y, de paso, aclarar la misteriosa muerte del señor Struthers.