Esta es una historia real, llena de aristas y sombras, sobre la condición humana.
A fines de los sesenta, con trece años, la argentina Silvia Labayru era una adolescente tímida, lectora, amante de los animales, entusiasta de John F. Kennedy, hija de una familia de militares que incluía a su padre, miembro de la Fuerza Aérea y piloto civil. A esa edad ingresó en el Colegio Nacional Buenos Aires, una institución pública de gran prestigio, donde entró en contacto con agrupaciones estudiantiles de izquierda y se transformó en una militante aguerrida. En marzo de 1976 se produjo en la Argentina un golpe de Estado que dio comienzo a una dictadura militar. Para entonces, embarazada de cinco meses y con veinte años, Labayru integraba el sector de Inteligencia de la organización Montoneros, un grupo armado de extracción peronista. El 29 de diciembre de 1976 fue secuestrada por militares y trasladada a la ESMA, la Escuela de Mecánica de la Armada, donde funcionaba un centro de detención clandestino en el cual se torturó y asesinó a miles de personas. Allí tuvo a su hija que, una semana más tarde, fue entregada a los abuelos paternos.
Una fascinante combinación de cyberpunk, novela negra, relato fantástico y reflexión moral a un ritmo trepidante en un mundo de desolación, ternura e identidades ambiguas.
Dos historias paralelas se desarrollan en escenarios de nombre evocador: una transcurre en el llamado «fin del mundo», una misteriosa ciudad amurallada; la otra, en un Tokio de un futuro quizá no muy lejano, un frío y despiadado país de las maravillas. En la primera, el narrador y protagonista, anónimo, se ve privado de su sombra, poco a poco también de sus recuerdos, e impelido a leer sueños entre unos habitantes de extrañas carencias anímicas y unicornios cuyo pelaje se torna dorado en invierno. En la segunda historia, el protagonista es un informático de gustos refinados que trabaja en una turbia institución gubernamental, enfrentada a otra organización no menos siniestra en una guerra por el control de la información; sus servicios son requeridos por un inquietante científico que juguetea con la manipulación de la conciencia y de la mente y vive aislado en la red de alcantarillado, una red poblada por los tinieblos, tenebrosas criaturas carnívoras.
La pequeña villa de Dunwich vive aterrorizada por un ser monstruoso y deforme. Pero Wilbur Whateley no sólo tiene un aspecto grotesco, sino que también guarda un oscuro secreto: el Necronomicón, el libro maldito. Si alguien lo descubre y lo usa para invocar las fuerzas del mal que retiene, el mundo conocerá su apocalipsis.
Camilo Cienfuegos fue un carismático revolucionario que se hizo amigo de Fidel Castro cuando empezaron las protestas para derrocar la dictadura de Fulgencio Batista. Siempre fiel a los ideales de la Revolución, Cienfuegos luchó al lado de Fidel, Raúl y el Che Guevara, y llegó a ganarse la simpatía del pueblo cubano gracias a su humildad y franqueza.
Tras ganar varias batallas, la rivalidad entre Camilo y Fidel se fue acentuando y sus ideales se separaron. Las ideas pacifistas de Camilo le ganaron el afecto de la gente, pero la ambición de Castro por el poder absoluto y una secreta envidia de su fiel amigo lo borrarían de la historia.
Cuando, temeroso de los designios de los Castro, Camilo decidió irse al exilio, un trágico accidente lo hizo desaparecer del mapa. Algunos creen que el avión en el que viajaba de regreso a la Habana, después de atender los últimos encargos de Fidel, fue derribado por un misil. Lo cierto es que no quedaron rastros de él ni de los supuestos testigos del accidente. ¿Algún día se sabrá la verdad?
El eterno marido, publicada en 1870, es una novela que Dostoievski escribió entre El idiota y Los demonios, es decir, en su época de madurez creativa. Su protagonista, Alekséi Ivánovich Velchanínov, es un terrateniente cuarentón, hipocondríaco, torturado por recuerdos de actos deshonrosos que no especifica. Se encuentra en San Petersburgo para resolver un engorroso pleito sobre unas tierras y se siente acosado por la presencia de un caballero con un crespón de luto en el sombrero que se le aparece en las calles y en los sueños. Se trata en realidad de un antiguo amigo, Pável Pávlovich Trusotski, con cuya mujer tuvo una aventura hace nueve años.
Un retrato magistral de las luces y las sombras del París de los años treinta por la autora de Suite francesa
Escrita en 1934 y ambientada en un París inmerso en la desoladora crisis económica de aquella década, El peón en el tablero es una pequeña obra maestra sobre el dinero, la deshonra y el dolor de existir en la que Irène Némirovsky retrata con su característica lucidez la desesperación de un hombre marcado por las adversas circunstancias de la época.
Como muchas personas de su generación, Christophe Bohun carece de ambiciones y esperanzas, e incluso de nostalgia. Es un humilde trabajador de una empresa que su padre, James Bohun, un antiguo magnate del acero y del petróleo, se vio obligado a abandonar en manos de su socio tras un sonado fracaso financiero. Es el esposo de Geneviève, irritantemente perfecta, el amante secreto de una prima que ha estado enamorada de él desde la infancia y, también, el asalariado que sacrifica su tiempo, su salud, su vida y su alma a cambio de un modesto sueldo. No obstante, al morir su padre, Christophe encuentra en un cajón un sobre lacrado dirigido a él y, en su interior, una lista con los nombres de parlamentarios, periodistas y banqueros a los que el viejo Bohun había salvado del desastre entregándoles grandes sumas poco antes de la Gran Guerra. ¿Podrá este legado ardiente, esta arma que parece guiar a la redención a través del chantaje, sacar a Christophe de su oscuro letargo?
¿QUÉ SERÍAS CAPAZ DE HACER PARA VENGAR A LAS PERSONAS QUE AMAS?
El inspector P. T. Marsh acude a una escuela donde se ha producido un tiroteo y un hombre retiene a algunos rehenes. Mientras los equipos se preparan, Marsh ocupa el tejado de un cobertizo desde el que puede ver al asaltante. Y, en ese momento, recibe una llamada telefónica que lo precipita todo provocando una muerte que considera justificada.
A partir de ahí, empieza para Marsh y su compañera Remy Morgan una investigación en la que surgen preguntas cada vez más incómodas, relacionadas con demonios personales, deudas de sangre y oscuros intereses políticos al más alto nivel. Poco a poco aparecerán indicios de que quizá actuó de forma equivocada. ¿Y si el peso del pasado le ha llevado a cometer un terrible error?
«Nunca he dado tanta importancia a mi persona como para sentirme atraído por la idea de contar las historias de mi vida a otros» son las palabras con las que Stefan Zweig se "excusa" por relatar su nostálgico testimonio de la desintegración de Europa.
«El mundo de ayer» es su última obra, una autobiografía escrita en el exilio, poco antes de morir, y en la que el escritor austriaco describe el periodo de entreguerras, el auge del nazismo y el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Zweig, con brillantez cómo la diversidad cultural europea había sucumbido a los nacionalismos y retrocedía bajo su yugo.
Una obra imprescindible que permite analizar el pasado a través de las excelentes reflexiones de uno de los intelectuales más importantes del siglo XX.
Arrakis: un planeta desértico donde el agua es el bien más preciado y, donde llorar a los muertos es el símbolo de máxima prodigalidad.
Paul Atreides: un adolescente marcado por un destino singular, dotado de extraños poderes y, abocado a convertirse en dictador, mesías y mártir.
Los Harkonnen: personificación de las intrigas que rodean el Imperio Galáctico, buscan obtener el control sobre Arrakis para disponer de la melange, preciosa especia y uno de los bienes más codiciados del universo.
Los Fremen: seres libres que han convertido el inhóspito paraje de Dune en su hogar, y que se sienten orgullosos de su pasado y temerosos de su futuro.
Los clásicos son, para Italo Calvino (1923-1985), aquellos libros que nunca terminan de decir lo que tienen que decir, textos que «cuanto más cree uno conocerlos de oídas, tanto más nuevos, inesperados, inéditos resultan al leerlos de verdad». Y ése es el convencimiento que anima a Italo Calvino a comentar los «suyos», según su criterio de que el clásico de cada uno «es aquel que no puede serte indiferente y que te sirve para definirte a ti mismo en relación y quizás en contraste con él». Así, mezclados en el tiempo y en la historia de la literatura universal, el lector descubre las lecturas de Italo Calvino. El resultado de todo ello es una obra que se ha convertido, a su vez, en un clásico.