En su dedicatoria a la reina Isabel, Pulgar define con claridad el propósito de su galería de retratos, dejando clara la raigambre clásica de su inspiración: «Yo, muy excelente reina y señora, criado desde mi menor edad en la corte del rey, vuestro padre, y del rey don Enrique, vuestro hermano, movido con aquel amor de mi tierra que los otros hobieron de la suya, me dispuse a escribir de algunos claros varones, perlados y caballeros, naturales de vuestros reinos, que yo conocí y comuniqué, cuyas hazañas y notables hechos, si particularmente se hobiesen de contar, requería hacerse de cada uno una gran historia. Y por ende, brevemente, con el ayuda de Dios, escribiré los linajes y condiciones de cada uno y algunos notables hechos que hicieron, de los cuales se puede bien creer que en autoridad de personas y en ornamento de virtudes y en las habilidades que tovieron, así en la ciencia como en las armas, no fueron menos excelentes que aquellos griegos y romanos y franceses que tanto son loados en sus escrituras»
Segundo tomo de esta saga del padre del cyberpunk.
Enviaron un sabueso explosivo en busca de Turner por Nueva Delhi, cargado con sus feromonas y el color de su pelo.
Las zaibatsu Biolaboratorios Maas y Hosaka se enfrentan por la dominación mundial, mientras mercenarios como Turner o vaqueros del ciberespacio como el Conde Cero no son más que peones de un juego que escapa a su comprensión: útiles, pero prescindibles en última instancia.
Cuando Turner despierta en México con un nuevo cuerpo y junto a una mujer bonita, sus jefes corporativos le dejan recuperarse durante un tiempo para luego reactivar su memoria y hacer que lleve a cabo una misión aún más peligrosa que la que estuvo a punto de matarlo. El diseñador jefe de Biolaboratorios Maas dice que quiere desertar a Hosaka, y el trabajo de Turner es que lo consiga sano y salvo.
Conde Cero es un contrabandista de datos del extrarradio, y no está preparado para lo que le ocurre cuando la deserción del diseñador hace estallar una guerra en el ciberespacio. Se ve rodeado por dioses vudú de la red y ángeles de los programas, y su única esperanza es que las megacorporaciones y los superricos estén muy ocupados en el mundo virtual, tanto como para no percatarse del pirata informático novato con ese equipo del mercado negro que intenta sobrevivir a toda costa…
Diarios en la vieja rectoría es un acercamiento al primer año de convivencia del célebre escritor Nathaniel Hawthorne y su esposa Sophia, cuando, recién casados, se instalaron en una casa de Concord. Es también la exploración de un entorno aún por descubrir, de un paisaje, natural y cultural, donde coincidieron personalidades tan destacadas como Thoreau y Emerson, figuras capitales del pensamiento trascendentalista. Esta filosofía, surgida en parte como reacción al impacto que tuvo la Revolución Industrial sobre la naturaleza y el orden social, se manifiesta en estas páginas en esa forma a veces sobrecogida, a veces exaltada, con que el matrimonio cuida cada retazo del jardín, los frutos de la tierra y las orillas del río que pasa junto a su hogar, en lo que supone una lección moral, elegantemente descrita y con una profundidad tan sabia como enternecedora, para nuestros días.
«Todo mito que nace renace. Todo mito que encarna reencarna».
Obsesionado con la reina de Saba, Bos Mutas, un joven escritor contemporáneo, sale a buscarla por el mundo, igual que hicieron a lo largo de los siglos personajes históricos como Salomón, Tomás de Aquino y Gérard de Nerval. Y aunque la reina de Saba resulta inasible, Bos Mutas encuentra en su lugar a la muy terrenal Zahra Bayda, una partera somalí. De esa manera, el tiempo real del presente corre paralelo al tiempo inmemorial del mito.
Obra de ficción basada en los viajes que la autora hizo con Médicos Sin Fronteras por Yemen, Etiopía y la frontera somalí -la geografía mágica y feroz del que alguna vez fuera el reino de Saba-, esta novela es un hermoso caleidoscopio, una puerta de entrada a mundos apasionantes, una audaz amalgama de géneros, épocas, ritmos profanos y bíblicos, crueldad y solidaridad, amor y guerra, dolor y curación.
Laura Restrepo acompaña, con este emocionante relato, el eterno caminar de las mujeres migrantes, que pese a cojeras y tropiezos siempre se levantan, siguen adelante, aprenden a mirar cada vez más lejos y traspasan las fronteras del tiempo y el espacio. Canción de antiguos amantes esboza una propuesta seductora: ¿y si el gran himno del final de los tiempos no es el Apocalipsis? ¿Y si fuera más bien el Cantar de los Cantares?
Julio Cortázar merodea en los poemarios y cartas de John Keats y traza un retrato entrañable del poeta. Este itinerario multifacético tiene otros invitados, poetas y críticos literarios que los acompañan en el recorrido. El trabajo minucioso sobre la obra del poeta romántico lleva al autor a un diálogo en el que John Keats se pregunta por la tarea poética y la vida, y Cortázar responde extrayendo una verdad que hace propia a su tiempo.
La pluma de Cortázar dibuja así una Imagen de John Keats que no es una biografía, ni es un ensayo, pero que sí podría ser el diario de ese encuentro imaginario. La distancia de dos siglos que los separan se disuelve en este espacio íntimo que crea (Cortázar) como homenaje para John Keats.