En una zona del bajo Piamonte, un pequeño campesino fantasioso y embustero llamado Baudolino conquista a Federico Barbarroja y se convierte en su hijo adoptivo. Casi milagrosamente, todo aquello que Baudolino imagina genera Historia. Entre otras cosas, crea la mítica carta del Preste Juan, que prometía a Occidente un reino fabuloso en el lejano Oriente, gobernado por un rey cristiano. Empujado por la invención de Baudolino, Federico emprende una cruzada para restituir al Prestejuan la más preciosa reliquia de la cristiandad, el Santo Grial. Federico morirá durante el viaje, en circunstancias misteriosas, pero su ahijado continuará hacia aquel reino lejano, entre monstruos de los bestiarios del medioevo y vicisitudes llenas de magia y hechizo.
Bestiario es el primer libro de relatos que Julio Cortázar publica con su auténtico nombre. Pero no hay en estas ocho obras maestras ni el menor balbuceo ni resacas juveniles. Estos cuentos, que hablan de objetos y hechos cotidianos, pasan a la dimensión de la pesadilla o de la revelación de un modo natural e imperceptible. Sorpresa o incomodidad son, en cada texto, un condimento que se agrega al placer indescriptible de su lectura. Sus relatos nos desazonan porque poseen una característica muy rara en la literatura: se nos quedan mirando, como si esperaran algo de nosotros.
La novela en la que se basó la película
Tras la guerra nuclear, la Tierra ha quedado sometida bajo una gran nube de polvo radioactivo. La gente ha emigrado a otros planetas del sistema y se ha llevado a androides que les asisten. Algunos de estos han escapado de la servidumbre y han vuelto ilegalmente a la Tierra. Y Rick Deckard, cazador de bonifi caciones, es uno de los encargados de acabar con ellos. Pero, ¿es justo matar a los humanoides sólo por el hecho de serlo? ¿Cuál es el límite entre la vida artificial y la natural?