Joven agraciado y bellísimo, dotado de «toda la pasión del espíritu romántico y toda la perfección de lo griego», Dorian Gray es, cuando lo retrata el distinguido pintor Basil Hallward, la encarnación de la armonía vital incorrupta. Sin embargo, inevitablemente, las pasiones, la maldad, el impetuoso torrente de la vida, irrumpen en su existencia. Para su asombro, Gray descubre que es su retrato quien va asumiendo su deterioro físico y moral, protegiendo, en apariencia, su inmaculada imagen. Publicada en 1890, "El retrato de Dorian Gray" supuso el salto a la fama y la popularidad de Oscar Wilde (1854-1900), quien bajo el disfraz de una historia de atracción irresistible, desarrolla a la vez una fábula en torno al ser y la apariencia, la realidad y la imagen, la vida y el arte.
Cuando se publicó El retrato de Dorian Gray, la crítica moralizante acusó a su protagonista de ser una figura satánica, corrompida y corruptora, sin comprender que era el héroe de una novela que reflejaba la fatalidad de los románticos: Oscar Wilde (1854-1900) había querido hacer de la belleza un refinamiento de la inteligencia; y para ello sumió a su protagonista en una atmósfera de perversión dominada por el arte y los poderes de un misterio que está más allá de la realidad. Pero el autor no se conforma con la simple descripción: incrusta a su personaje en un crimen y, como Edgar Allan Poe en sus relatos, lo rodea de un misterio que la razón no puede explicar. Dorian Gray sigue siendo, más de cien años después de la muerte de su autor, una piedra angular en los debates entre la ética y la estética, en las relaciones que mantienen el bien y el mal, el alma y el cuerpo, el arte y la vida.
Primer libro de Albert Camus, una colección de ensayos sobre su patria y sus viajes escritos con toda la fuerza de la juventud
Ópera prima de Albert Camus, que la escribió con solo veintidós años, El reves y el derecho contiene cinco ensayos autobiográficos sobre el barrio de Argel, los orígenes del autor y dos viajes iniciáticos por Baleares y Europa Central.
Cargado de lirismo, el conjunto es un soberbio testimonio acerca de su juventud y el encuentro sensual con el mundo. Pero en estas páginas se oculta tambien, como afirmó el mismo Camus al final de su vida, el íntimo manantial de su obra, "las dos o tres imágenes sencillas y grandiosas" que nunca dejó de buscar "por los desvíos del arte".
Al recién llegado David F. Wallace los agentes del Centro Regional de Examen de la Agencia Tributaria de Peoria, Illinois, le parecen de lo más normal. A medida que se adentra en la tediosa y repetitiva rutina de su trabajo, conocerá la magnífica variedad de personalidades que han sentido la llamada de hacienda. Su llegada coincide, además, con el recrudecimiento de fuerzas conspiratorias que pugnan por despojar el trabajo del rastro de humanidad y dignidad que todavía queda.
Guebel le da movimiento a la vida palaciega del Versalles de Luis XIV en una delirante novela epistolar llena de intriga, traición y erotismo.
«Guebel es genial, nunca ingenioso. Es el mejor novelista de su –mi– generación. El más monolítico, monolingüe y leve de nuestros grandes autores». Luis Chitarroni
El rey y el filósofo arranca con un contrapunto delirante entre el Rey Sol de Francia y el filósofo Gottfried Leibniz en el escenario esplendoroso de Versalles. Nombrado embajador del Imperio Romano Germánico, el filósofo Gottfried Leibniz llega a Francia con una misión: convencer a Luis XIV de invadir Egipto. Sin embargo, aturdido por el teatro de extravagancias de la corte, su determinación va debilitándose poco a poco. El Rey lo evade por los pasadizos secretos y los salones de Versalles, lo embota con manjares, lo escandaliza con insinuaciones libertinas y lo involucra en intrigas palaciegas que amenazan con guerras, crímenes reales y matrimonios fantásticos.
Ana María Matute evoca la infancia en un libro de relatos empapado de esa belleza, ternura e intuición que solo sentimos cuando pensamos en lo irrecuperable.
Tras once años de ausencia, el protagonista de El río vuelve a los escenarios de su niñez. El pueblo por el que correteó durante varios veranos ya no existe. Ha sido cubierto por las aguas del pantano y sólo emerge, como inquietante aparición, cuando baja el nivel con los calores de agosto. Desde esa presencia irreal y envolvente, Ana María Matute nos ofrece una serie de relatos breves, que esbozan momentos de una infancia tan mágica como irrecuperable. Los lobos, los mendigos, los disfraces, la muerte de un niño, la lluvia, las nubes o el eco son algunos de los elementos de esa evocación, que integra la realidad y el misterio, la vida y la muerte. Con un lenguaje agridulce, de sosegadas ternuras y raros presentimientos, El río nos descubre la fugacidad de los primeros años, la revelación de que "el tiempo nuevo se impone sobre el tiempo viejo, lo sofoca, lo pisa, y sigue".