En El engaño, Philip Roth disecciona, mediante retazos de conversaciones de dos amantes, las pasiones que exponen al adulterio.«Con el amante la vida cotidiana retrocede», escribe Philip Roth, y exhibiendo su habilidad como genial observador de la pasión humana, presenta en Engaño el mundo claustrofóbico de las relaciones adúlteras con una franqueza sin parangón en la ficción norteamericana.En el centro de Engaño se encuentran dos adúlteros en su escondite. Él es un escritor americano de mediana edad, llamado Philip y que vive en Londres. Ella es una elocuente, inteligente y bien educada mujer inglesa atrapada en un matrimonio humillante al que, con sólo treinta y tantos años, ya casi se ha resignado.El ritmo de la novela está sostenido en conversaciones, principalmente las que mantiene la pareja antes y después de hacer el amor.Este diálogo -ácido, rico, lúdico, inquisitivo- es prácticamente todo lo que hay en este libro, y todo lo que es necesario que haya.
Una noche de diciembre, un cadáver yace en el suelo de la habitación 622 del Palace de Verbier, un hotel de lujo en los Alpes suizos. La investigación policial no llegará nunca a término y el paso del tiempo hará que muchos olviden lo sucedido. Años más tarde, el escritor Joël Dicker llega a ese mismo hotel para recuperarse de una ruptura sentimental. No se imagina que terminará investigando el viejo crimen, y no lo hará solo: Scarlett, la bella huésped y aspirante a novelista de la habitación contigua, lo acompañará en la búsqueda mientras intenta aprender también las claves para escribir un buen libro.
¿Qué sucedió aquella noche en el Palace de Verbier? Es la gran pregunta de este thriller diabólico, construido con la precisión de un reloj suizo. Joël Dicker nos lleva finalmente a su país natal para narrarnos una investigación policial en la que se mezclan un triángulo amoroso, juegos de poder, traiciones y envidias en una Suiza no tan tranquila, donde la verdad es muy distinta a todo lo que hayamos imaginado.
¿Sabes qué es peor que sentir que todos los hombres te desean, pero ninguno te quiere de verdad? Ser una romántica empedernida. De esas que idealizan cada mirada furtiva, cada gesto mínimo, cada historia que podría empezar con un roce accidental en el metro.
Creí que mudarme a Nueva York —aunque fuera siguiendo los sueños frustrados de mis padres— me ayudaría a dejar atrás mis sentimientos más estúpidos. Pero estaba muy equivocada. Solo bastaron unos días para que mi corazón hiciera triples tirabuzones cada vez que veía a mi vecino, Nixon Kölher.
Es un hombre imponente, consagrado a la ley, rígido hasta la médula… y que no rompe sus propias normas por nadie. Ni siquiera por amor.
¿Nuestro primer encuentro? Catastrófico.
¿Lo peor? Que, tras una noche de copas con mis amigas, acabé en su cama.
¿Y lo más desconcertante? Que no parezca recordar que soy la vecina a la que ni se dignó mirar en dos ocasiones.