Una pizca de aventura y dinero rápido es todo lo que Anthony Cade buscaba cuando aceptó el trabajo de mensajero que un viejo amigo le había ofrecido. Parecía bastante simple: entregar a un editor de Londres las provocativas memorias de un conde europeo recientemente fallecido. Pero el paquete contenía más que escándalos reales: se trataba de una serie de cartas que parecían ser un chantaje, y que causarían el asesinato de un desconocido que había estado siguiendo los movimientos de Anthony. Descubrir la identidad de aquel hombre significaba rastrear sus pasos hasta la vieja mansión de Chimneys, donde oscuros secretos y trampas mortales esperan a quien ose entrar en ella.
Es difícil encontrar a alguien que te dé trabajo sin preguntar demasiado sobre tu pasado. Así que le agradezco al universo que, milagrosamente, los Garrick me hayan dado empleo limpiando su impresionante ático con vistas a todo Manhattan y preparándoles comidas sofisticadas en su inmensa cocina. Puedo trabajar aquí durante un tiempo, ser discreta hasta conseguir lo que quiero.
Es casi perfecto. Sin embargo, todavía no he conocido a la señora Garrick ni he podido ver lo que hay dentro de la habitación de invitados. Estoy segura de que la oigo llorar. Veo las pequeñas manchas de sangre en el cuello de sus camisones blancos cuando hago la colada. Y, un día, no puedo evitar llamar a su puerta. Cuando esta se abre lentamente, lo que veo lo cambia todo...
Una extraña muerte. Dos hermanos en la ruina. Y la llegada de una desconocida inversora que oculta un gran secreto.
Isla de la Palma, 1876. Miguel y Alejandro son gemelos y acaban de heredar la fábrica de tabacos La Indiana de forma repentina. Ambos quieren continuar con el negocio familiar, pero descubren que está al borde de la quiebra. La única opción es la venta.
Eliana, oriunda de Cuba, acaba de instalarse en la isla. Fascinada por la tabaquera, está dispuesta a invertir en el negocio para ayudarlos. Pero la mujer oculta un secreto que si se descubre puede arruinar la vida de todos.