Cincuenta y dos semanas: ese es el tiempo que le queda a Mona, una niña de diez años, para atesorar toda la belleza del mundo. Es el lapso que su erudito y original abuelo se ha dado para descubrirle, cada miércoles después del colegio, una obra de arte antes de que se quede ciega. Así, se disponen a visitar juntos los tres grandes museos parisinos: Louvre, Orsay y Beaubourg (Centro Pompidou), y a zambullirse en cuadros y esculturas con el fin de que su propia belleza y su sentido filosófico permeen y se inscriban para siempre en lo más hondo de Mona. Mirando a través de los ojos de Botticelli, Vermeer, Goya, Frida Kahlo o Basquiat, la pequeña aprenderá sobre la generosidad, la duda, la melancolía, la autonomía o la indignación, e irá incorporando su poderoso aprendizaje en su día a día.
Los ojos de Mona es una novela de iniciación al arte y a la vida que ahonda en la luminosa relación entre una nieta y su abuelo. Una historia llena de hermosos sentimientos que se ha convertido en un extraordinario fenómeno editorial antes incluso de su publicación en Francia.
Once hermanos intercambian mensajes acerca de la situación de su padre, que en la ancianidad establece vínculos escandalosos y ostenta conductas que no solo ponen a prueba el afecto de sus numerosos hijos, sino que también activan los recuerdos y obstinaciones de cada cual, dando paso a la manifestación -enfática, divertida, exasperante- de las diferencias que tienen, las deudas y los rencores que se guardan.
Cruzando voces y cambiando de perspectiva con destreza, Rafael Gumucio ofrece con Los parientes pobres una novela donde el fresco que viene construyendo hace tres décadas sobre los modos chilenos de establecer relaciones encuentra uno de sus puntos más altos. La historia de un patriarca caído que es también el relato de generaciones desencontradas, una comedia que es también un drama, una competencia de voces que se confunden y se distancian, que se buscan y se burlan hasta encontrarse o alejarse para siempre.
Esta antología de Ana Merino indaga en temas como la existencia y el paso del tiempo, compartiendo reflexiones e intuiciones donde se dibuja la complejidad de las emociones y el trazo de los presentimientos. Una propuesta comprometida con el ingenio, llena de espacios luminosos que van trazando un camino de huellas personalísimas y estimulantes. Una poesía donde las ideas alimentan la imaginación dando aliento a personajes, atmósferas y tramas. En estos poemas están los paisajes de la naturaleza, las sirenas, las brujas, los magos, los niños perdidos, los seres desamparados, el doble, los soldados, los náufragos o las pioneras. Habitan en ellos la niñez y la mirada esperanzada llena de los mejores propósitos que se interrogan una y otra vez sobre el deseo, la efervescencia de la vida y sus misteriosos.
Clara Sánchez nos sumerge en una novela vital, llena de suspense y de gran calado emocional.
Marisa Salas es autora de la novela Días de Sol, que pasa inadvertida entre los lectores y la crítica. Al mismo tiempo una joven escritora, Carolina Cox, saborea las mieles del éxito con otra novela en la misma editorial, lo que hunde a Marisa, que tira los ejemplares que tenía y no vuelve a escribir.
Treinta años después, aparece un escritor novel que copa la lista de ventas, levanta el aplauso del mundo literario y destrona a Carolina Cox. Al leer la obra, Marisa descubre con estupor que es la copia íntegra de su Días de Sol, de la que no conserva ningún ejemplar.
A partir de aquí su tranquilidad se rompe en mil pedazos. Debe demostrar que el joven escritor es un impostor. Pero ¿es eso lo que más desea o prefiere que Días de Sol triunfe, aunque sea con otro título, frente a la que siempre consideró su rival, Carolina Cox, despertando así antiguos deseos de venganza?
David y Jo Henniger, un médico y una escritora de libros infantiles sumidos en una profunda crisis matrimonial, aceptan la invitación de un viejo amigo para asistir a una bacanal en una lujosa villa en medio del desierto de Marruecos. De camino a la fiesta, David, que conduce ebrio, atropella mortalmente a un joven marroquí. Cuando David y Jo llegan a la fiesta, los marroquíes musulmanes del servicio doméstico, ya escandalizados por la actitud hedonista y frívola de los extranjeros que campan a sus anchas por la casa, no tardan en enterarse del error imperdonable de David.
Un conjunto de apuntes autobiográficos que abarcan la geografía escrita de su vida de 1942 a 1972. Lo más parecido a una autobiografía del autor.
Aunque Truman Capote no llegó a escribir su autobiografía, los textos que componen Los perros ladran son lo más parecido a ello de que disponemos. Constituyen, en palabras del autor, «un mapa en prosa, una geografía escrita de mi vida desde 1942 hasta 1972». Y es que, al principio de su carrera, Capote tuvo una existencia errante que le llevó por Italia, España, Tánger, Haití: sus apuntes sobre esos lugares, junto con sus impresiones de la Nueva Orleans y Nueva York de su infancia y adolescencia, bajo el rótulo Color local, dibujan, con pinceladas impregnadas de una peculiar poesía, una perspectiva poco conocida del autor. Por sus páginas desfilan personajes distinguidos, como André Gide, Cecil Beaton, Colette o Greta Garbo, y también otros anónimos, aunque igualmente antológicos.