Una brillante y devastadora novela sobre las múltiples realidades que habitamos mientras las guerras se extienden a nuestro alrededor
August Brill tiene setenta y dos años y se está recuperando en la casa de su hija, en Vermont, tras sufrir un accidente de coche. No puede dormir y, acostado sobre la cama en la negrura de la noche, inventa historias para rehuir acontecimientos del pasado que preferiría olvidar, como la reciente muerte de su esposa y el horroroso asesinato del novio de su nieta, Titus. En una de esas historias, el jubilado crítico de libros imagina un mundo paralelo en el que Estados Unidos no está en guerra con Irak sino contra ellos mismos. En esta otra América, las torres gemelas no cayeron, los resultados de las elecciones del 2000 llevaron a la secesión y se produjo una sangrienta guerra civil. A medida que avanza la noche, la historia de Brill se vuelve cada vez más intensa, y aquello que no estaba intentando evitar recordar insiste en ser narrado.
Eran cómplices de aventuras. Como Los Cinco, esas novelas juveniles de unos amigos inseparables. Lo fueron hasta que un segundo lo cambió todo. Los veranos de la infancia, la vida sin prisas y aquella amistad que parecía eterna estalló en un coche una madrugada de invierno. El peso de la culpa dinamitó sus sueños y dejaron de verse. Pero la delirante promesa de celebrar juntos el cuarenta cumpleaños de un muerto volverá a reencontrarlos veintiún años después. Ha pasado demasiado tiempo. Se han convertido en desconocidos, pero todos deciden cumplir y pasar cuatro días juntos para redescubrirse y comprobar que más allá de la muerte, más allá del dolor, está la vida y esa amistad que les pertenece y ha dado valor a su supervivencia.
Poco antes de morir, el escritor y fabricante de tejidos Joseph Langhorne encuentra la forma de distraer a su hijo enfermo: leerle historias que se representan tras la ventana de su dormitorio, la única con vistas a cualquier parte del mundo. Sin embargo, uno de esos cuentos parece esconder una advertencia, el anuncio de que algún día llegará alguien que lo cambiará todo.
Veinticinco años más tarde, William Langhorne cree que por fin se ha cumplido el presagio de su padre cuando conoce al sastre Barros Scaramuzzelli. Con su aparición, el pueblo de Tonleystone se expone a la apertura de una sastrería y a la irrupción de la alta costura, un reclamo repentino en una sociedad rural cuyas vidas se verán de pronto amenazadas.
Un sueño recurrente y perturbador. Un misterioso camafeo y una mujer en busca de respuestas.
Un secreto silenciado durante años rompe el rumor de las olas
Adela Roldán, casada y con un hijo, lleva una apacible vida en familia salvo por una pesadilla recurrente que la perturba desde que era solo una niña. En ella ve cómo una joven es asesinada en presencia de su hija pequeña. Cuando despierta no recuerda nada más, hasta que una noche identifica el nombre del pueblo en el que ocurre todo: Vilar de Fontao, en Galicia. Decide viajar hasta allí y comprobar si la casa donde tiene lugar el horrible crimen existe. Lo que Adela desconoce es que, en realidad, emprenderá un viaje de más de cien años que la llevará desde un pazo en la Costa da Morte hasta la ciudad de Santiago de Compostela. Un viaje en el que perseguirá descubrir la verdad sin saber que se acerca a un secreto que unos intentan desvelar y que otros quieren preservar.
Haciendo gala de un estilo lleno de resonancias e imágenes evocadoras, Ángela Banzas construye con maestría una novela que conecta la historia de varias generaciones de mujeres que deberán sobreponerse a la adversidad, a la traición, al dolor y al miedo, sin dejar de luchar con pasión por aquello en lo que creen en unos tiempos marcados por el clasismo rural, el hambre y la guerra, los bandos, la desconfianza y la muerte.
«Aprende a amar tu destino. Cuando otros vean lluvia y la repudien, tú sonríe a la tierra agrietada y mortecina y espera la simiente que crecerá mañana. Sé paciente y perservera, pues en la oscuridad la luz brilla con más fuerza».