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VULNERABLE

Desde el primer momento en que Alejandro abrió la boca para insultarle, Daniel supo que ese chico le traería muchos problemas. La solución perfecta habría sido ignorarlo y hacer como si no existiera, pero a veces el destino tiene otros planes. Una pelea, un puñetazo y un castigo lo cambiarán todo. Obligados a pasar más tiempo juntos, los dos están convencidos de que solo conseguirán odiarse más, pero poco a poco, a medida que se van conociendo, esos sentimientos de antipatía comienzan a convertirse en algo muy distinto. Al fin y al cabo, muchas veces las apariencias engañan y puede que ambos sean más parecidos de lo que creen.
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NO JUZGARAS

El fallido robo a una iglesia perpetrado por tres jóvenes inexpertos y la abrupta desaparición de una mujer en la noche limeña dan comienzo a un entramado de historias donde distintos personajes —siempre intensos y contradictorios— buscan vengar el pasado, combatir la impunidad o restablecer la justicia. Sin embargo, la realidad es otra: políticos, empresarios, jueces, militares, policías, sacerdotes, todos participan de una red de crimen y corrupción que reduce al silencio la voluntad de una sociedad que además debe lidiar con sus prejuicios de clase, raza y género.
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SEGUNDO LIBRO DE LOS OLVIDOS

Este es el tren de Alfonso. Aquí va Alfonso en su tren pasando por el país de la Poesía. Pasan pueblitos, ciudades, países, épocas, gentes, sueños, fracasos, muchos fracasos y sueños de nuevo; pasa todo lo que, gracias a Dios, es todavía, y lo que fue o está lejos o aún no ha sido. Es el viaje de un príncipe de la nostalgia, de un mago de la palabra, de uno de los grandes elegíacos de la América de estos tiempos, que, sin embargo, en algún momento de humildad extrema, ha dicho de sí mismo: «Fui apenas un hombre tontamente triste». El mismo mago, el mismo gran poeta que, dos curvas del tren más allá, volviendo sobre sí mismo, confesará, melancólico: «He cambiado tantas veces de casa, he vivido tantas vidas». No es este, pues, pasajero, como enseguida comprenderás, el tren que va, es el tren que vuelve, que seguirá pasando eternidad tras eternidad, de ahí sus aullidos, su estrépito, su desafuero de gran viaje del corazón. Acomódate junto a tu ventanilla, y siéntelo.
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