Amity es una pequeña población de la costa atlántica de Estados Unidos que vive principalmente del turismo. Un día cualquiera, al alba, poco antes de empezar la temporada de verano aparecen en la playa los restos de una joven que al parecer ha sido devorada por un tiburón. La policía, la prensa y los comerciantes ocultan la noticia que podría espantar a los veraneantes. Pero a los pocos días un bañista ve desde la costa cómo un animal gigantesco ataca a un muchacho. Entonces empieza la batida: un grupo de hombres hábiles y decididos se lanzarán al mar para enfrentarse a la bestia.
Publicada en 1974, Tiburón alcanzó el éxito inmediatamente. Al año siguiente se estrenó la célebre adaptación al cine dirigida Stephen Spielberg, y en la que Peter Benchley colaboró como co-guionista,. Desde entonces, Tiburón se ha consagrado como un absoluto clásico contemporáneo de la cultura pop.
Esta edición incluye contenido adicional de los archivos de Peter Benchley, como reproducciones del manuscrito original, fotografías del rodaje y varios textos del autor en los que narra en primera persona la escritura de Tiburón y su colaboración con Steven Spielberg.
Toda novela encierra un enigma: el autor, como si de un espía se tratase, codifica sus ideas entre las páginas y solo los lectores más avezados logran descubrir su verdadero significado. Eso es lo que le sucede a Daniel, un traductor madrileño que acaba de viajar a Berlín para indagar sobre un extraño libro cuyo origen se remonta a la Alemania de los años ochenta, cuando la Stasi lo vigilaba todo, incluso los círculos de los jóvenes poetas.
Tras llegar a Alemania conoce a Hans, un peculiar editor, y a su misteriosa hija Sarah. Gracias a ellos, comenzarán a aflorar los secretos que envolvieron a un grupo de estudiantes de escritura en Berlín Oriental. Poco a poco, Daniel se verá atrapado en lo que parece ser una trampa y tendrá que descifrar códigos del pasado para desentrañar el presente.
En la década de 1950, se proyectó construir una serie de represas a lo largo del río Brazos, en el centro-norte de Texas. Para John Graves, aquello era mucho más que una simple obra de infraestructura: modificar el cauce del río significaba transformar un paisaje tan hermoso como implacable, y alterar para siempre la existencia de quienes lo habitaban.
Consciente de lo que estaba en juego, Graves emprendió un viaje de despedida por ese tramo del río, que conocía íntimamente desde su más temprana juventud, acompañado por un cachorro dachshund de seis meses al que llamaba “el pasajero”. Mientras desafía los rápidos, la fatiga y el voluble clima otoñal, el autor reflexiona sobre viejas enemistades sangrientas de la región y violentas escaramuzas con comunidades nativas, y vuelve a contar historias locas de coraje, cobardía y engaño que moldearon tanto a la gente del río como la tierra que bañaba.
Aunque finalmente solo se construyeron tres represas, llegaron a planearse hasta trece. El éxito del texto de Graves fue clave para frenar muchos de esos proyectos. Por eso, su libro no ha sido celebrado únicamente en cuanto a obra literaria, sino también como un acto de resistencia y documento de conservacionismo, comparado con Walden de Thoreau.