Entre todos los héroes salvajes y brutales inventados por el creador de Conan, Robert E. Howard, el rey picto Bran Mak Morn guarda un origen más próximo a la historia. Se debe a la ascendencia escocesa-irlandesa de este autor, discípulo y amigo de Lovecraft, y principal impulsor del género de «espada y brujería». Considerado junto a Tolkien uno de los escritores más influyentes de la fantasía heroica moderna, Howard narra en estas aventuras la encarnizada lucha que, capitaneados por su último rey, sostuvieron los pictos britanos a finales del siglo III de la era cristiana contra las legiones de Roma. Cuenta la épica de una raza que avanza inexorablemente hacia su extinción, mientras intenta detener el rastro de muerte que dejan a su paso las águilas romanas.
La obra de Krynicki está fuertemente marcada por su activismo político, que hizo que sus poemas estuvieran prohibidos en Polonia entre los años 1976 y 1980. «Piedra, escarcha» es el primero de sus libros que se traduce íntegramente al castellano y una pieza especial en su producción, pues documenta sentido de la distancia inédito en sus trabajos anteriores.Hay en este volumen testimonios de una escucha continua: el autor capta del lenguaje el ruido, los recién llegados, la suciedad y los crujidos. La sensación constante de difuminar la frontera entre el sueño y la vigilia, la vida y la muerte, la mirada al pasado profundo, los diálogos con los muertos.
Sin tierra a la vista es el último poemario que Simic vio publicado en vida, y el primero que se traduce al castellano de manera póstuma. El autor reflexiona con su sagacidad y divertido escepticismo sobre los fantasmas que nos acechan, y repasa los placeres y las pérdidas de toda una vida.
El Simic que habla aquí se siente claramente próximo a la muerte: ya tiene la vista puesta en la otra orilla, en el «barquito» que lo llevará hacia el final (y al que dedica el poema que clausura este libro, cuatro versos breves amparados bajo el título «El viento ha muerto»). Un Simic que nos pide escuchar con atención el pálpito de la Tierra, del corazón mismo, encontrar la belleza y la tragedia en lo inesperado, profundizar en los momentos fugaces de la vida moderna...
Sin tierra a la vista es un testimonio de todo lo que dejamos atrás y, al mismo tiempo, nos subyuga.