Una apasionante historia de ideales y amor que muestra un magnífico retrato de la sociedad medieval del siglo XII.
Ducado de Alta Lorena, 1187. Tras la muerte de su padre, el joven mercader de sal Michel de Fleury se hace cargo de los negocios familiares. Son tiempos difíciles para los comerciantes, ya que la avaricia del clero y el despotismo de la nobleza gravan con abusivos impuestos a los mercaderes y sumen al pueblo en la miseria.
Es entonces cuando el carismático Michel decide desafiar a los poderosos para cambiar las opresivas leyes del comercio y abanderar las ansias de libertad de un pueblo. Sus medidas, revolucionarias para la época, lo envuelven en una mezquina lucha de poderes. Así que, cuando propone construir un puente alternativo para evitar las tasas de los señores feudales, sus enemigos harán todo lo posible por derrotarlo, hasta el punto que verá peligrar su vida y la de la mujer a la que ama...
Durante las elecciones municipales de una ciudad sin nombre, la mayoría de sus habitantes decide individualmente ejercer su derecho al voto de una manera inesperada. El gobierno teme que ese gesto, capazde socavar los cimientos de una democracia degenerada, sea producto de una conjuta anarquista internacional o de grupos extremistas desconocidos. Las clocacas del poder se ponen en marcha: los culpables tiene que ser eliminados. Y si no se hallan, se inventan. Con esta obra Saramago lanza una llamada de alerta: «Puede suceder que un día tengamos que preguntarnos quién ha firmado esto por mí». Ese día podría ser hoy.
Pocas obras producen tan plena sensación de encontrarse ante lo que, en los aledaños de lo absoluto, puede llegar a ser la verdadera literatura. Del análisis de la sexualidad y el deseo a la trágica aceptación del destino, de la formación del carácter individual a la conciencia, Faulkner ofrece un relato a tres voces que afecta a por igual a las peripecias de la trama y a esos rasgos de estilo identificadores de actitudes y personajes que constituyen uno de sus mayores logros. El autor sigue el desarrollo de la historia de los Snopes a través de V.K. Ratliff, vendedor de máquinas de coser aparecido ya en Sartoris y Mientras agonizo; su amigo Gavin, en buena medida contrapunto del buen juicio del anterior, y Charles Mallison, encarnación de la esperanza en las virtudes de un nuevo Sur.
Cuando en 1953 se estrenó en París Esperando a Godot, pocos sabían quién era Samuel Beckett, salvo, quizá, los que ya lo conocían como exsecretario de otro irlandés no menos genial: James Joyce. Por aquellas fechas, Beckett tenía escrita ya gran parte de su obra literaria; sin embargo, para muchos pasó a ser «el autor de Esperando a Godot». Se dice que, desde aquella primera puesta en escena -que causó estupefacción y obtuvo tanto éxito- hasta nuestros días, no ha habido año en que, en algún lugar del planeta, no se haya representado Esperando a Godot. El propio Beckett comentó en cierta ocasión, poco después de recibir el Premio Novel de Literatura en 1969, que Esperando a Godot era una obra «horriblemente cómica». Sí, todo lo horriblemente cómica que puede resultar la situación de dos seres cuya grotesca vida se funda en la vana espera de ese ser al que llaman Godot.
He aquí una fascinante novela sin ficción saturada de ficción. La ficción no la pone el autor; la pone Enric Marco, un nonagenario barcelonés que se hizo pasar por superviviente del Holocausto y fue desenmascarado en 2005 después de presidir durante años la asociación española de los supervivientes y llegar a ser un héroe. El caso dio la vuelta al mundo y convirtió a Marco en el gran impostor. Ahora, en este thriller hipnótico que es también un banquete con muchos platos -de la narración a la autobiografía-, Javier Cercas asedia el enigma del personaje al mismo tiempo que bucea en lo más profundo e incómodo de nosotros mismos y de nuestro pasado reciente. El resultado es un libro que no habla sólo de Enric Marco, sino también de usted, lector.
Ana María Maya, una importante bailaora gitana, y el concepto hindú de la maya, esa ilusión que crea en nosotros una imagen falsa del mundo y que nos impide percibirlo tal y como es, son los misteriosos hilos que conducen esta novela hasta su sorprendente final. Si las islas Fidji, como último reducto ecológico, protagonizan la primera parte, España es el centro de la segunda, donde el pintor Goya y el rostro de su maja jugarán un papel fundamental en la trama. En Maya, apoyándose en el suspensem Gaarder nos explica la evolución de los vertebrados y del Universo a partir del Big Bang, una teoría sobre la relatividad del Tiempo o si el Universo tiene o no una finalidad concreta.
Una pequeña alfarería, regentada por una familia que comprende que ha dejado de serle necesaria al mundo, frente a un centro comercial gigantesco. Un mundo en rápido proceso de extinción, otro que crece y se multiplica como un juego de espejos donde no parece haber límites para la ilusión engañosa. Así, La caverna habla de un modo de vivir que cada vez es menos nuestro: todos los días se extinguen especies, hay oficios que se tornan inútiles, idiomas que dejan de tener hablantes, tradiciones que pierden sentido, sentimientos que se convierten en sus contrarios. Saramago despliega su visión del mundo actual a la vez que nos alerta: no cambiaremos de vida si no cambiamos la vida.
En este brillante ensayo, Mario Vargas Llosa analiza una de las novelas que han marcado su carrera como escritor: Madame Bovary de Gustave Flaubert, considerado el fundador de la novela moderna y uno de los maestros indiscutibles de todos los narradores posteriores. «Hacía años que ninguna novela vampirizaba tan rápidamente mi atención, abolía así el contorno físico y me sumergía tan hondo en su materia.» Mario Vargas Llosa
La pesquisa del narrador peruano tantea tres diferentes vías de aproximación al texto flaubertiano: en una primera parte, de tono autobiográfico, Vargas Llosa se retrata a sí mismo como lector enfervorizado y pasional. La segunda parte es un análisis exhaustivo de Madame Bovary, cómo es y lo que significa una obra en la que se combinan con pericia la rebeldía, la violencia, el melodrama y el sexo. En la tercera parte se rastrea la relación de la obra de Flaubert con la historia y el desarrollo del género más representativo de la literatura moderna: la novela.
Mario Vargas Llosa resulta tan solvente en su faceta de crítico literario como lo es en su oficio de narrador. Del encuentro de una inteligencia narrativa como la del novelista peruano con la obra más importante de uno de los autores esenciales de la literatura universal nace un ensayo que vale por todo un curso de literatura.