Han pasado varios años desde que terminó la guerra de los Balcanes. Oleg y Nikola, un par de buscavidas al servicio del nuevo capitalismo, han llegado a N., una ciudad en la frontera con Bosnia y Herzegovina que parece haber sido olvidada por el mundo, para reabrir la antigua fábrica de turbinas. Con la ayuda de un antiguo ingeniero, Sobotka, intentarán ganarse el aprecio de la población local predicando el evangelio socialista yugoslavo de la «autogestión». Pero sus verdaderos objetivos se revelarán mucho más oscuros. Mientras cunde la desesperanza, Oleg y Nikola se mostrarán cada vez más incapaces de controlar a los trabajadores que, con la llegada de la «nueva prosperidad», sienten como se reviven viejas rencillas.
La publicación de "Ángel Guerra" supone un giro en la novelística galdosiana que, para muchos críticos, constituye una toma de conciencia del autor con respecto a las cuestiones espirituales y religiosas, en un intento de plantear un cambio de valores en la sociedad. Como en las posteriores "Nazarín" y "Halma", que completan junto con "Misericordia" su llamado "ciclo espiritual", Galdós asienta su relato sobre la base del problema de la fe cristiana en relación con la pobreza, así como en los intentos de sus personajes por contribuir a la lucha contra la injusticia social. En el caso concreto de "Ángel Guerra" asistimos a la transformación que experimenta su protagonista, quien desde una postura arreligiosa, marcada por la lucha política y un utopismo radical, emprende una búsqueda aparentemente genuina de la fe.
El adjetivo gótico nos remite a un paisaje nocturno, plagado de árboles retorcidos, nubes pálidas, sonidos inquietantes y vislumbres de cementerio. Un imaginario que en buena medida se forjó entre los poetas románticos ingleses y sus sucesores. Lejos de ser un género cultivado por poetas de segundo rango, nuestra selección recurre a nombres que están en la cima de su arte: se abre con dos inquietantes poemas de Shakespeare, para recorrer después las grandes aportaciones de los románticos, encontrarnos con el maestro indiscutido del género: Edgar Allan Poe; las hermanas Brontë, los espectros del recuerdo de Hardy y la feérica Irlanda de Wilde y Yeats antes de despedirnos entre la penumbra onírica de Charlotte Mew.