Una tragicomedia irlandesa tan hilarante como desgarradora.
Les presentamos a los Barnes, una familia irlandesa infeliz de cuatro maneras diferentes.
El padre, Dickie, regenta un concesionario de coches heredado de su progenitor. Las cosas le iban razonablemente bien hasta que la crisis económica (y quizá también su heterodoxa labia de vendedor) empezó a afectar a las ventas. La madre, Imelda, viene de una familia humilde y es conocida por ser la mujer más hermosa del pueblo. En realidad, ella estaba enamorada de Frank, el hermano carismático —y fallecido— de Dickie, y ahora ambos arrastran un pasado con zonas oscuras.
En cuanto a los hijos: Cass es una adolescente en pleno descubrimiento del sexo y el alcohol que sueña con dejar esa maldita ciudad provinciana y marcharse a estudiar a Dublín. Mientras, mantiene una relación ambivalente, de devoción rabiosa, con su amiga del alma Elaine. Y el benjamín, PJ, sufre acoso en el colegio y teme que sus padres se divorcien, por lo que se refugia en los videojuegos. Allí conecta con un amigo virtual que puede no ser lo que parece...
«… ese mayo de locos que termina esta noche, un clavo ardiente hecho de comunicados rimbombantes y titulares grandilocuentes y gallardías desbordadas…, y la puta necesidad de encajar…».
Buenos Aires, 2 de abril de 1982. Los argentinos amanecen con una novedad mayúscula: “¡Recuperamos las Malvinas!”. Y así comienzan tres meses inolvidables, tres meses en que aquellas islas de los mapas escolares se vuelven el eje de la conmoción social, tres meses en que los protagonistas de esta historia pasarán de la euforia a la desolación. Y comienza también la pesadilla para las familias de Carlitos, Antonio y el Conejo, soldados conscriptos clase 1962 recién licenciados, que son reincorporados y enviados a pelear. A miles de kilómetros del escenario del conflicto, en medio de la desinformación y la publicidad engañosa, la guerra contra los ingleses es una abstracción, un relato borroso y escurridizo que cada quien puebla con sus propias fantasías y preconceptos. Unidos o enfrentados, lúcidos u obnubilados, los personajes de este gran fresco de Eduardo Sacheri atravesarán, junto con los lectores, este período vertiginoso, contradictorio y plagado de significados de la historia argentina reciente.
We all feel it—the distraction, the loss of focus, the addictive focus on the wrong things for too long. We bump into the zombies on their phones in the street, and sometimes they’re us. We stare in pity at the four people at the table in the restaurant, all on their phones, and then we feel the buzz in our pocket. Something has changed utterly: for most of human history, the boundary between public and private has been clear, at least in theory. Now, as Chris Hayes writes, “With the help of a few tech firms, we basically tore it down in about a decade.” Hayes argues that we are in the midst of an epoch-defining transition whose only parallel is what happened to labor in the nineteenth century: attention has become a commodified resource extracted from us, and from which we are increasingly alienated. The Sirens’ Call is the big-picture vision we urgently need to offer clarity and guidance.