Los Anillos de Poder fueron forjados en antiguos tiempos por los herreros Elfos, y Sauron, el Señor Oscuro, forjó el Anillo Único. Pero en una ocasión se lo quitaron, y aunque lo buscó por toda la Tierra Media nunca pudo encontrarlo. Al cabo de muchos años fue a caer casualmente en manos del hobbit Bilbo Bolsón.
Desde la Torre Oscura de Mordor, el poder de Sauron se extendió alrededor. Llegó a reunir todos los Grandes Anillos, pero continuaba buscando el Anillo Único, que completaría el dominio de Mordor.
Bilbo desapareció durante la celebración de su centesimodecimoprimer cumpleaños, y dejó a Frodo a cargo del Anillo, y con una peligrosa misión por delante: atravesar la Tierra Media, internarse en las sombras del País Oscuro y destruir en Anillo arrojándolo en las Grietas del Destino.
El Señor de los Anillos cuenta la gran misión cumplida por Frodo y sus amigos: Gandalf el Mago, Merry, Pippiny Sam, Gimli el Enano, Legolas el Elfo, y un hombre extraño y misterioso llamado Trancos.
Comprender, comprender enteramente su propio corazón»: este podría ser el lema de las heroínas de Jane Austen, que lo aprenden en un intenso proceso condicionado por las circunstancias sociales y por los equívocos derivados de la noción de amor romántico. Casi todas ellas se equivocan, pero por primera vez en la historia de la literatura la equivocación -que da pie a tanto a situaciones cómicas como dramáticas- se ve como un derecho, hasta ahora reservado a los hombres, en el curso del aprendizaje de la vida. Con Jane Austen las jóvenes tienen, también por primera vez, el derecho a una segunda oportunidad.