Una madre: Sethe, la esclava que mata a su propia hija para salvarla del horror, para que la indignidad del presente no tenga futuro posible.
Una hija: Beloved, la niña que desde su nacimiento se alimento le leche mezclada con sangre, y poco a poco fue perdiendo el contacto con la realidad por la voluntad de un cariño demasiado denso.
Una experiencia: el crimen como única arma contra el dolor ajeno, el amo como única justificación ante el delito y la muerte como paradójica salvación ante una vida destinada a la esclavitud. Con este dolor y este amor en apariencia indecibles la ganadora el Premio Nobel de Literatura 1993 ha construido una soberbia novela, que en 1988 le valió el Premio Pulitzer.
El día que es arrestado, K. abre la puerta de su habitación para informarse sobre su desayuno. Acusado de un crimen que desconoce por jueces que no ve nunca y conforme a leyes que nadie puede explicarle, K. abrirá un número inimaginable de puertas intentando comprender la situación.
A medida que el proceso ocupe más y más lugar en su vida, cada puerta constituirá una traba cada vez más alienante en el proceso judicial al que se ve sometido. Solo K. parece darse cuenta, en una lucidez irrisoria e inútil hasta el fin, de la total ausencia de hechos o eventos que clarifiquen la interminable incongruencia de su confinamiento.
Publicada póstumamente en 1926, El castillo es la más tardía de las tres novelas que escribió Franz Kafka (1883-1924) y, pese a haber quedado inconclusa, pasa a ser una de las cumbres de la novela del siglo xx. En ella se cuentan los infructuosos intentos del agrimensor K. por acceder a las autoridades del castillo, que al parecer ha reclamado sus servicios, y obtener el permiso para ejercer su trabajo y establecerse así en la aldea en la que ha sido recibido como forastero.
Los mejores libros jamás escritos. «Nunca se achican los malesvan poco a poco creciendo,y ansina me vide prontoobligao a andar juyendo.» Escritos en 1872 y 1879, respectivamente, los dos volúmenes que componen el poema épico Martín Fier...
«Casi siempre la máxima expresión de la felicidad o de la desgracia es el silencio.»Como el drama, el relato corto se ajusta al proyecto literario de Chéjov: «No he adquirido una perspectiva política, ni filosófica, ni religiosa sobre la vida... Tengo que limitarme a las descripciones de cómo mis personajes aman, se casan, tienen hijos, hablan y se mueren». El genio de Chéjov estalla en esas pinceladas, retazos de vida crepusculares, pesimistas, a veces irónicos y siempre lúcidos, reflejo de una realidad que comienza a disolverse envuelta en su mediocridad y falta de aliento.El Premio Pulitzer 1996 Richard Ford ha desempeñado, paralelamente a su trayectoria como narrador, la monumental tarea de editar la obra de Antón Chéjov. El presente volumen toma como referencia su trabajo y ofrece al lector hispanoparlante una antología de los mejores cuentos del escritor ruso, formidablemente vertidos a nuestra lengua.
Los relatos de Eca de Queirós son una prueba de su evrsatilidad, su estilo único y su unvierso narrativo plural. Son múltiples también sus imaginarios: desde el mundo etno-fantástico de «El difunto» y «El tesoro», o el maravilloso bíblico de «El suave milagro» o «El aya», hasta la reaidad de las mujeres adúlteras de «En el molino» y la crítica de costumbres que le confirió el fulgor de la universidad. Su nombre no es tan solo garante de un talento que lo convirtió en el escritor portugués más importante de todos los tiempos; hablamos de algo todavía más infrecuente: de un creador por excelencia, de un demiurgo satánico y divino, y, en definitiva, de un genio.