Cuba, mediados del siglo XIX
A la isla caribeña arriba un barco portador de una siniestra carga. Más de setecientas mujeres y niñas secuestradas de su África natal llegan para trabajar, hasta la extenuación, en los campos de caña de azúcar y parir hijos que serán también esclavos. Kaweka es una de ellas, una muchacha que vivirá en primera persona el horror de la esclavitud en la hacienda del cruel marqués de Santadoma, pero que pronto demostrará a quienes la rodean que posee la facultad de comulgar con Yemayá. Esta es una diosa voluble que, en ocasiones, le concede el don de la curación y le proporciona la fuerza para liderar a sus hermanos de raza en la lucha por la libertad contra unos opresores que han logrado esclavizar sus cuerpos, pero no sus almas.
Madrid, época actual
Lita, una joven mulata, es hija de Concepción, la mujer que lleva toda la vida sirviendo en casa de los marqueses de Santadoma, en pleno barrio de Salamanca, al igual que hicieron sus antepasadas en la Cuba colonial. A pesar de tener estudios y ambición profesional, la precariedad laboral obliga a Lita a recurrir a los todopoderosos señores de Santadoma en busca de una oportunidad en la banca propiedad del marqués.
Maxim Trevelyan, conde de Trevethick, ha seguido a la mujer que ama hasta lo más profundo de Albania. Ha luchado por ella y ha vencido, y ahora tiene que casarse... a punta de escopeta.
Pero ¿puede Maxim convertirse de verdad en un buen marido o su mala reputación y los escandalosos secretos de su aristocrática familia destrozarán su recién lograda felicidad?
Alessia Demachi ha desafiado a secuestradores y traficantes y ha conquistado el corazón del hombre del que se enamoró, pero ¿podrá hacer funcionar este matrimonio? Enfrentada al escabroso pasado de Maxim, su intimidante familia y las miradas y susurros de la élite de Londres, ¿será alguna vez respetada como condesa y esposa de Maxim o será para siempre considerada como su antigua asistenta?
Un cadáver, un taxi boy albino, un brujo africano... Una novela policiaca sorprendente y magistral.
En vísperas de las vacaciones de invierno del año 1999, aparece asesinado en su casa de Buenos Aires el profesor de biología Aníbal Doliner. El crimen le fastidia los planes a la secretaria de la fiscalía, Silvia Rey, que debe hacerse cargo de las diligencias. Las pistas apuntan a un taxi boy albino apodado Copito, que frecuentaba el piso del asesinado. Pero cuando parece que el caso está a punto de cerrarse, la cosa se complica y se cruza con otro asunto criminal en el que está involucrado un brujo africano. Conforme avanzan las investigaciones, todo se va enmarañando y resulta que nada es lo que parecía en un principio.
Una novela que lo cuestiona todo.
Una nueva forma de leer el amor.
Porque a veces la verdad (no) es solo aquello que queremos creer.
Elsa Benavides es una escritora de éxito con una crisis creativa y una obsesión: matar al personaje que la catapultó al éxito. Pero la solución a sus problemas no pasa por electrocutar a Valentina con un móvil en la bañera. Es la punta del iceberg de una herida más profunda.
Decidida a huir para volver a abrazar la escritura, se topa con Darío, un músico recién llegado de París que además es su vecino. Empieza así una nueva historia en la que Elsa es la protagonista. ¿Será capaz de contarlo todo?
En el año 1984 Londres es una ciudad lúgubre en la que la Policía del Pensamiento controla de forma asfixiante la vida de los ciudadanos. Winston Smith, un peón de ese engranaje perverso, trabaja reescribiendo la historia a fin de adaptarla a lo que el Partido considera la versión oficial de los hechos. Hasta que decide poner en tela de juicio el sistema que los gobierna y somete. A poco de publicar la novela, Orwell escribió: «No creo que la sociedad que he descrito en 1984 necesariamente llegue a ser una realidad, pero sí creo que puede llegar a existir algo parecido». Corría el año 1948, y desde entonces la historia se ha encargado de convertir esa obra -entonces de ciencia ficción- en una advertencia más vigente que nunca.
Entra. Camina con cautela, busca en mis espacios los detalles, como si debajo del cuadro o de la mesita de noche hubiera una advertencia, un indicio que señale el lugar donde su pie quedará enganchado, el grillete fatal. Si algo lo sobresaltara, si un ruido rompiera el aire, saldría disparado. Por eso piso con mesura, hago que mis manos lo convenzan. No hay nada que lo atrape, ningún dispositivo hará caer la jaula. Parado en medio del cuarto, mi gorrioncito se quita la ropa y me besa pero hay algo en su forma de mirar que me perturba. Entonces lo entiendo. La trampa existe: él es mi carnada. «A una trampa para pájaros», de Orlando Mondragón. Orlando Mondragón es médico y poeta mexicano. Fue becario en la Fundación para las Letras Mexicanas en 2019 y del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico del Estado de Guerrero en 2018. Ganador del IV Premio de Poesía Alejandro Aura por su primer libro Epicedio al padre (Elefanta, 2017) y del XXXIV Premio Internacional de poesía Fundación LOEWE por Cuadernos de patología humana (Visor, 2022).