El rey Lear es el mayor logro de Shakespeare y una de las obras más radicales que ha dado la literatura occidental. Lear es un viejo rey que decide de pronto dividir su reino entre sus tres hijas pidiéndoles a cambio que le expresen su grado de amor. Goneril y Regan se deshacen hipócritamente en halagos, pero Cordelia, la pequeña y favorita, contesta que no dirá nada, una respuesta que desata la furia de su padre y el principio de un viaje hasta lo más hondo de la condición humana. Desnudo ante el mundo, Lear se verá despojado de sus dominios, de su autoridad, de su cordura y de lo que más ha querido. Nada hay en esta obra que no sea interrogado. Cuando se cumplen cuatrocientos años de la muerte de Shakespeare, publicamos una nueva edición y versión de esta magna tragedia al cuidado del editor y crítico Andreu Jaume.
El tiempo no ha cerrado las heridas de los Montesco y los Capuleto, dos familias de Verona enemistadas por antiguos pleitos cuyo origen ya casi nadie alcanza a recordar. Con el odio llegó la violencia, y con la violencia, las primeras víctimas inocentes. Pero del odio nació también el amor entre dos jóvenes predestinados a la desventura: Romeo y Julieta. La suya es una de las historias más populares de todos los tiempos, a la vez que su trágico desenlace se ha convertido en un hito de la literatura universal, «pues jamás hubo tan triste suceso como este de Julieta y de Romeo». Presentada en la extraordinaria versión de Josep Maria Jaumá, esta edición bilingüe se abre con la esclarecedora introducción de Adrian Poole, catedrático del Trinity College de Cambridge, quien nos acerca a este gran canto a la juventud, a la pasión, al amor y a los peligros insoslayables del odio.
Empeñado en transgredir las leyes de la narrativa convencional, en estos relatos Julio Cortázar combina la intertextualidad, un uso inédito de lo coloquial y el juego interminable para hacer entrar al lector en un particularísmo universo donde nada es lo que parece. El magistral «Continuidad de los parques», «Los venenos», «Axolotl» o «La noche boca arriba» son algunos de los míticos relatos que componen este volumen imprescindible.
Con la ayuda de un muerto, Blaze ha logrado perpetrar el crimen del siglo. Clay Blaisdell, llamado Blaze por todos, mide dos metros y pesa ciento treinta y seis kilos. Es un verdadero gigante. Sin embargo, hasta conocer a George Rackley, nunca había hecho nada grande. George le enseñó cien maneras de estafar a la gente e ideó para él un plan ambicioso: secuestrar a un niño rico. La familia Gerard es multimillonaria y el nuevo retoño del clan valdrá muchos de estos millones. Solo hay un problema: cuando llega el momento de ponerlo todo en marcha, George, el cerebro de la operación (y de todo lo que hacen), muere. O quizá no. Por eso Blaze se encuentra huyendo desesperado de una tormenta y de la policía. Ha conseguido raptar al bebé, pero el secuestro se ha convertido en una carrera contrarreloj a través de los bosques infernales de Maine.
Haruki Murakami atendió por fin a las peticiones de sus lectores y accedió a que se tradujeran estas dos obras tempranas, anteriormente sólo publicadas en japonés e inglés, y añadió un prólogo donde el escritor relata su génesis. Escucha la canción del viento (1979), ópera prima del autor, sigue las vicisitudes de un joven estudiante que, durante unas vacaciones en su ciudad natal, disfruta de la compañía de su mejor y original amigo, apodado «el Rata», una chica con cuatro dedos, el barman del Jay´s Bar y un escritor suicida (e inventado): Derek Heartfield. Tres años después, en Pinball 1973 (1980), ese mismo joven vive en Tokio, con dos gemelas idénticas, mientras el Rata continúa viendo pasar la vida en el Jay´s Bar, en una novela melancólica y de atmósfera poética, que contiene la mejores escenas de pinball de la historia de la literatura.
Rigoberto, un maduro empleado de una compañía de seguros, combate su banal existencia con una rica imaginación que va plasmando en cuadernos. Todo lo que Rigoberto no se atreve a hacer, no se atreve a vivir por sí mismo, sus audacias y aventuras imaginadas, sus deseos ocultos, van quedando reflejados en estas anotaciones que lo distancian cada vez más de su vulgar existencia.
Los cuadernos son como un baúl del que se van extrayendo inesperados relatos, atesorados por el personaje con mayor celo que si fueran reales, y constituyen un refinado compendio de la imaginación erótica. Pero la particularidad de estas fantasías es que parten siempre de pinturas, obras literarias y piezas musicales conformando un verdadero y exquisito índice de la pintura y la literatura eróticas de todos los tiempos.
Como contrapunto al florido universo de don Rigoberto está el inquietante y perturbador ambiente que se forja alrededor de su hijo, Fonchito. Obsesionado con la vida y la obra del pintor austríaco Egon Schiele, el muchacho se sueña como la encarnación del pintor maldito y su misterioso mundo de niñas perversas y autorretratos angustiosos. Entre los dos personajes, la madrastra. Una mujer que es para ambos la figura principal de ese doble mundo de deseos y realidades. Una mujer a la medida de sus más exigentes fantasías.