El punto final a la saga protagonizada por Valeria y sus amigas. Valeria está con Bruno, pero ¿por qué no deja de pensar en Víctor? Valeria ha elegido no sufrir y Víctor ser sincero, ¿podrán ser amigos? Valeria titubea, calla, respira, siente... Valeria no sabe que su vida dará un giro en su próximo cumpleaños... Y desconoce que Lola, Nerea y Carmen... ... buscan su propio final de cuento, ¿o no?
Valeria encuentra un sujetador que no es suyo en casa de Víctor. Valeria se siente humillada, engañada, estúpida... Y de pronto conoce a Bruno,¡peligro! Y mientras el mundo se pone patas arriba... ...Lola conoce a Rai en sus clases de chino. ...Carmen tiene problemas en la organización de su boda. ...Y Nerea se ha cansado de ser Nerea la Fría.
Nueva traducción de una de las últimas novelas del Premio Nobel de Literatura Ernest Hemingway. Un triste óleo de la vejez, el hastío, el amor, la vida y la muerte.El coronel Richard Cantwell, enfermo y al borde del retiro, decide pasar sus últimos días en la hermosa e invernal Venecia bajo el pretexto de cazar patos para encontrarse allí con Renata, una joven aristócrata con quien mantiene un amor prohibido. El viejo militar hallará a su lado el gozo del que se ha visto privado toda su vida. Pero también allí, paseando por calles frías y rodeado del lento e implacable devenir del agua de los canales, rememorará sus hazañas bélicas durante la Segunda Guerra Mundial, que le legaron solamente recuerdos, la amistad con el maître de un hotel y una mano izquierda atrofiada.A través de la mirada desencantada de Cantwell y de una prosa inconfundible, vívida e hiriente, Al otro lado del río y entre los árboles es una obra sobrecogedora, escrita con la sensibilidad única de un autor irrepetible.Tenesse Williams dijo...«La novela más triste del mundo en la ciudad más triste del mundo. La mejor obra de Hemingway, la más delicada y honesta.»
El atardecer es aquel momento en que el devenir humano toma derrotas sobrenaturales, aquel instante en que la luz se transfigura en tinieblas. Cuando el sol se esconde, la imaginación comienza a deslizarse por sombras que derivan en la oscuridad más absoluta y la luz del día huye despavorida de la faz de la tierra. Después del anochecer es, en definitiva, el momento del día perfecto para Stephen King.
En Después del anochecer Stephen King reúne una colección de catorce relatos tan asombrosos como escalofriantes que te obligarán a dormir con la luz de la mesilla encendida.
«Don Francisco de Quevedo me dirigió una mirada que interpreté como era debido, pues fui detrás del capitán Alatriste. Avísame si hay problemas, habían dicho sus ojos tras los lentes quevedescos. Dos aceros hacen más papel que uno. Y así, consciente de mi responsabilidad, acomodé la daga de misericordia que llevaba atravesada al cinto y fui en pos de mi amo, discreto como un ratón, confiando en que esta vez pudiéramos terminar la comedia sin estocadas y en paz, pues habría sido bellaca afrenta estropearle el estreno a Tirso de Molina. Yo estaba lejos de imaginar hasta qué punto la bellísima actriz María de Castro iba a complicar mi vida y la del capitán, poniéndonos a ambos en gravísimo peligro; por no hablar de la corona del rey Felipe IV, que esos dáis anduvo literalmente al filo de una espada. Todo lo cual me propongo contar en esta nueva aventura, probando así que no hay locura a la que el hombre no llegue, abismo al que no se asome, y lance que el diablo no aproveche cuando hay mujer hermosa de por medio.»
Basil Hallward había terminado el retrato. El joven Dorian, al verlo, no pudo más que desear, desde su frívola inocencia, que fuera su imagen la que envejeciera y se corrompiera con el paso de los años mientras él permanecía intacto. Y así fue: a partir de entonces, Dorian Gray conservó el aspecto puro de los inocentes. Pero ¿a qué precio?