El anciano Ogata Shingo no consigue ganarse ni el amor ni el respeto de sus hijos, pero sin embargo puede oír el rumor de la montaña. Como cabeza de familia, le preocupa la decadencia moral de sus descendientes: Shuichi, a quien la guerra ha helado el corazón, está casado con la maravillosa Kikuko pero le es infiel y tiene un hijo con otra mujer; por otro lado, Fusako vuelve a la casa paterna con sus dos hijos tras haberse divorciado de un marido drogadicto. Tanto Shuichi como Fusako creen que su padre es demasiado viejo e interpretan sus silencios como senilidad. Pero, en realidad, el pensamiento de Ogata Shingo sigue activo, repleto de hermosas imágenes, de sonidos de la naturaleza, de aromas, de escenas. Bajo la fina capa de la vida familiar, cada uno de sus miembros vive, en solitario, su drama, luchando en unas ocasiones contra el amor y en otras, contra la muerte. El ganador del Premio Nobel de Literatura en 1968 nos deleita con una obra que gira en torno a la soledad, la muerte y la búsqueda obsesiva de la belleza.
Un sacerdote francés, un joven médico norteamericano, una enfermera de Assam y un ex campesino indio que se gana la vida tirando de un rickshaw se encuentran un día bajo las cataratas del monzón y se instalan en el alucinante decorado de un barrio de Calcuta para cuidar, ayudar, salvar. Condenados a ser héroes, pelearán, lucharán y vencerán en medio de las inundaciones, las ratas, los escorpiones, los eunucos, los dioses, las fiestas y las setenta mil «luces del mundo» que pueblan La Ciudad de la Alegría. Su epopeya es un canto de amor y fraternidad; un reportaje desgarrador sobre la capacidad del ser humano de superar el sufrimiento, la miseria y la desgracia, que sigue más vigente que nunca en el veinticinco aniversario de su publicación.
El oscuro protagonista de esta novela es un automóvil marca Plymouth de 1958 llamado Christine, un superviviente de un tiempo en que la gasolina era barata y el rock and roll marcaba el ritmo de la época.
Arnie Cunningham está dispuesto a conseguir el Plymouth del 58 a cualquier precio. Y lo consigue. Pero mientras trabaja en la ardua tarea de restaurarlo, el coche da muestras de una terrible vida propia.
¿O son solo imaginaciones? Dennis sigue creyéndolo así, pero la gente muere en las oscuras calles y avenidas de Libertyville. Y llega un momento en que Dennis ya no puede negar la aterradora verdad.
Christine está viva.
Octubre de 1932, penitenciaría de Cold Mountain. Los condenados a muerte aguardan el momento de ser conducidos a la silla eléctrica. Los crímenes abominables que han cometido les convierten en carnaza de un sistema legal que se alimenta de un círculo de locura, muerte y venganza.
Barton Daves es un hombre dispuesto a no dejarse avasallar por las atrocidades del progreso urbano, y menos si este se materializa en forma de una carretera que pasará por delante de su casa y trastocará su apacible existencia. Así pues, Barton se arma con una Magnum 44, un fusil de alta precisión y una provisión de explosivos, decidido a detener la construcción de la nueva carretera a cualquier precio...
«Se encontraba en esa edad decisiva en la que una mujer empieza a lamentar el hecho de haberse mantenido fiel a un marido al que al fin y al cabo nunca ha querido, y en la que el purpúreo crepúsculo de su belleza le concede una última y apremiante elección entre lo maternal y lo femenino. La vida, a la que hace tiempo parece que se le han dado ya todas las respuestas, se convierte una vez más en pregunta, por última vez tiembla la mágica aguja del deseo, oscilando entre la esperanza de una experiencia erótica y la resignación definitiva. Una mujer tiene entonces que decidir entre vivir su propio destino o el de sus hijos, entre comportarse como una mujer o como una madre. Y el barón, perspicaz en esas cuestiones, creyó notar en ella aquella peligrosa vacilación entre la pasión de vivir y el sacrificio.»