Esta Primavera de 1940. Louise Belmont, de treinta años, corre desnuda y recubierta de sangre por el bulevar de Montparnasse. Para entender la macabra situación que acaba de vivir, esta joven maestra deberá sumergirse en la locura de un momento histórico sin parangón: mientras las tropas alemanas avanzan de forma implacable hacia París y el ejército francés está en plena desbandada, cientos de miles de personas aterrorizadas huyen en busca de un lugar más seguro. Atrapada en este éxodo sin precedentes, y a merced de las bombas germanas y de los azares del destino, la vida de Louise acabará cruzándose en un campamento del Loira con las de dos soldados desertores de la línea Maginot, un apasionado subteniente fiel a sus principios morales y un histriónico sacerdote capaz de plantar cara al enemigo.
La crítica ha dicho...
«Una eléctrica novela coral, a caballo entre el género negro y el histórico, ambientada en 1940, cuando los tanques nazis están entrando en París. Un año que guarda inquietantes paralelismos con la actualidad.»
En su despacho, el comisario Maigret recibe una llamada de un hombre que dice estar siendo acechado por individuos que quieren matarlo. De bistró en bistró, el hombre lo llamará varias veces pidiendo protección mientras intenta despistar a sus perseguidores. Con todo, acabará muerto en la Place de la Concorde.
Maigret deberá empezar por preguntarse por qué fue a ese sitio desierto en plena noche, cuando le convenía perderse entre la multitud. ¿O acaso alguien ha movido el cadáver?
Ya jubilado de la policía judicial, Maigret acepta el encargo que le hace una anciana adinerada de investigar a título privado el sospechoso ahogamiento de su nieta, una gran nadadora con pocas posibilidades de tener un accidente.
El excomisario se desplazará a la localidad rural de Orsenne, donde vive la familia extendida de la muchacha, y reencontrará entre sus miembros a un antiguo compañero de instituto, un hombre ambicioso que oculta oscuros secretos tras su modélica vida burguesa.
De camino al trabajo, los empleados de una planta hidroeléctrica, en un profundo valle de los Pirineos, descubren el cuerpo de un caballo decapitado suspendido en la cara helada de la montaña. La investigación del macabro hallazgo se le asigna al capitán Servaz, un cuarentañero hipocondriaco siempre atento a sus instintos.
Pero ¿por qué alguien querría matar un caballo a dos mil metros de altitud? Todo indica que este es solo el principio de una larga pesadilla. Ese mismo día, una joven psiquiátra se inicia en el mundo laboral en el centro psiquiátrico de la zona. Y las dos historias tejen una atmósfera opresiva, con suspense desde la primera página, así como un viaje a los miedos más atroces del ser humano.
Un vecino llama a la policía para advertir de que hay un joven sentado junto a la piscina de la víctima, que está llena de muñecas flotantes. El joven, Hugo, drogadicto, resulta ser el único hijo de Marianne, el gran amor de Servaz y a la que este no ve desde hace más de veinte años. Hugo parece el único sospechoso del terrible crimen pero una vez que Servaz se pone a investigar, descubre algo mucho peor: Julian Hirtmann, el perverso asesino en serie de Bajo el hielo, podría estar detrás del crimen.
Tras oír un grito de mujer seguido por un disparo en un edifico de la alta burguesía parisina, un transeúnte acude a las autoridades para denunciar un presunto crimen.
Tocará a un joven Maigret, por entonces adjunto del comisario, desplazarse al lugar de los hechos para tratar de penetrar en un entorno social hermético.
En este precuela de sus investigacinones más famosas, nos retrotraemos a sus comienzos en la fuerzas del orden durante la Belle Époque, cuando desputan ya su sagacidad, su paciencia y su capacidad para comprender la naturaleza humana.