Feared and despised for the sinister power in her veins, Alyce wreaks her revenge on the kingdom that made her an outcast. Once a realm of decadence and beauty, Briar is now wholly Alyce’s wicked domain. And no one will escape the consequences of her wrath. Not even the one person who holds her heart.
Princess Aurora saw through Alyce’s thorny facade, earning a love that promised the dawn of a new age. But it is a love that came with a heavy price: Aurora now sleeps under a curse that even Alyce’s vast power cannot seem to break. And the dream of the world they would have built together is nothing but ash.
El Jinete y su dragona han llegado mucho más lejos de lo que nadie e atrevía ni siquiera a imaginar, pero ¿pueden derrocar al malvado Rey y devolver la justicia a Alagaësia? Y si así es ¿cuál será el precio que tendrán que pagar?
No hace tanto tiempo, Eragon no era más que un pobre muchacho que vivía en una granja y su dragona, Saphira, una piedra azul oculta en el bosque. Ahora, el destino de una civilización recae sobre sus hombros.Los largos meses de entrenamiento y batallas les han traído victorias y esperanza pero también pérdidas terribles. Pero la verdadera batalla aún no ha llegado: deberán enfrentarse con Galbatorix. Cuando finalmente lo hagan, tendrán que ser lo suficientemente fuertes como para vencerle porque si ellos no lo hacen, nadie podrá. No habrá una segunda oportunidad. El Jinete y su dragona han llegado mucho más lejos de lo que nadie e atrevía ni siquiera a imaginar, pero ¿pueden derrocar al malvado Rey y devolver la justicia a Alagaësia? Y si así es¿cuál será el precio que tendrán que pagar?
En este libro ambientado en Los Ángeles se nota la continua presencia de la gran urbe en toda la escritura de Charles Bukowski, ciudad infernal, a pesar de estar situada en medio del paraíso californiano, sueño de todo pobre ciudadano USA, con sus naranjas, su sol y su vino, vino del que Bukowski da buena cuenta toda su vida, como el whisky, como la cerveza, que habrán de ser, inevitablemente, su fuente de inspiración.
Bukowski toma una actitud de ermitaño loco, de lucidez exasperada, de humorista borracho en la barra de un bar solitario. Se ríe de todo, trata de ganar algo de dinero para un trago o una puta sin trabajar mucho, frecuenta otras ratas urbanas enloquecidas, odia a la humanidad, se encierra en su habitación y se entretiene en contarnos las historias que le ocurren o se le ocurren.
Muchos autores han considerado "enigmático" a Rabelais y han destacado el carácter desconcertante de su obra o su extraordinaria dificultad. Rabelais es difícil y enigmático porque representa un mundo muy diferente del nuestro. Su obra está plagada de alusiones, a veces serias, casi siempre jocosas, a una cultura muy alejada de nosotros. Carecemos de la profunda familiaridad con los textos bíblicos, con la escolástica tardía o con las interpretaciones de las Sagradas Escrituras que tenía un monje de la primera mitad del siglo XVI. Rabelais es un humanista y está convencido de que en el estudio y el saber de la cultura de la Antigüedad se encuentra la clave del conocimiento de la naturaleza y la dignidad del hombre. "Pantagruel" es la primera incursión de Rabelais en el mundo de los relatos de gigantes, aunque, siguiendo el orden de los relatos, suela leerse la historia de Gargantúa antes que la de Pantagruel. Digno hijo de Gargantúa, Pantagruel es un gigante bonachón y benéfico, al que Rabelais intenta crear su propia leyenda heroica, dotándole de una ilustre genealogía. La musa de la poesía épica y la musa de la comedia y poesía festiva presiden la obra y Rabelais crea con ellas la prosa francesa moderna.
Fábula mítica y relato filosófico que interroga acerca de la relación del ser humano con su prójimo y con el mundo, El Principito concentra, con maravillosa simplicidad, la constante reflexión de Saint-Exupery sobre la amistad, el amor, la responsabilidad y el sentido de la vida.
Viví así, solo, sin nadie con quien hablar verdaderamente, hasta que tuve una avería en el desierto del Sahara, hace seis años. Algo se había roto en mi motor. Y como no tenía conmigo ni mecánico ni pasajeros, me dispuse a realizar, solo, una reparación difícil. Era, para mí, cuestión de vida o muerte. Tenía agua apenas para ocho días.
La primera noche dormí sobre la arena a mil millas de todatierra habitada. Estaba más aislado que un náufrago sobre una balsa en medio del oceano. Imaginaos, pues, mi sorpresa cuando, al romper el día, me despertó una extraña vocecita que decía:
-Por favor..., ¡dibújame un cordero!
-¿Eh!?
-Dibújame un cordero...