En 1917, Yeats (1865-1939) compró una fortaleza normanda a pocos kilómetros de Galway. La convirtió en su residencia de verano e hizo de ella un símbolo, un monumento del alma a su propio esplendor al que le dedicó La torre (1928), el primer libro de poemas que escribió tras recibir el Premio Nobel en 1923. La torre es un otero desde el que contemplar, reflexionar y cantar con ironía y lucidez sobre un paisaje que es a la vez simbólico y real, interior y exterior, y, sobre todo, donde el pasado tiene el mismo peso que el futuro y donde el presente llegaba a llamar con la culata de un fusil a la misma puerta de la fortaleza: tras el estallido de la Primera Guerra Mundial se produjeron el Alzamiento de Pascua y la guerra civil irlandesa que daría lugar al Estado Libre de Irlanda, del que el poeta llegó a ser senador.
La hermosa y joven Elinor Carlisle se encuentra en el banquillo de los acusados, está siendo juzgada por el posible asesinato de su prima Mary Gerrard. Las pruebas son abrumadoras: solo Elinor tenía el motivo, la oportunidad y los medios para administrar el fatal veneno.
Sin embargo, dentro de la hostil sala del tribunal, solo un hombre aún cree que Elinor es inocente hasta que se demuestre lo contrario: Hércules Poirot es lo único que se interpone entre Elinor y la horca.
Ser el hijo del sanguinario rey de Picas nunca ha sido fácil, y eso el príncipe Edmund lo sabe muy bien. Tras ser exiliado de su propio reino, su amigo Ben, heredero al trono de Corazones, le ofrece refugio en su corte. Allí Edmund descubrirá un mundo de bailes, lujos y riquezas. Pero Thyra, una bruja de Tréboles, vendrá a alterar la paz que creía haber conseguido…
Edmund ha crecido odiando la magia, por lo que, cuando Thyra empieza a estar cada vez más presente en la vida de Ben, la relación entre los tres se tambaleará a la vez que el destino de Maravillas.
Florencia, 1510. En el lecho de muerte, el gran maestro Sandro Botticelli le pide a su confesor que entregue un mensaje y un cuadro inédito al hijo de su musa, la hermosa Simonetta Vespucci. Pero el sacerdote no cumplirá su promesa y el lienzo jamás llegará a su destino.
Barcelona, 2023. Carla, una joven licenciada en Bellas Artes que trabaja como restauradora, recibe una propuesta para ser subcomisaria en una exposición sobre Botticelli en la galería de los Uffizi. Después de sufrir un desengaño amoroso decide marcharse a Florencia, la tierra de su abuela materna, donde conocerá a un venerable conde italiano y terminará envuelta en la búsqueda del cuadro perdido. La aventura la llevará a descubrir su verdadera esencia y un secreto que ha permanecido oculto durante siglos.
Estos poemas están escritos entre los años 2014 y 2022, en tres golpes de escritura que se extendieron a lo largo de uno o dos meses en cada caso. Quizá pueda parecer poca producción para ese intervalo de tiempo, pero como Aroa Moreno dice en el prólogo, «nunca he forzado a la poesía». Son treinta y dos poemas que tienden la mano al lector, y dan cuenta de fragmentos de la vida de una mujer que ya ha cumplido con alegría cuarenta y dos años.
Se trata de poemas que mantienen un diálogo con algunas ideas que alguna vez la autora se susurró a sí misma, que atraviesan su biografía y son un intento por sostener todo el torrente emocional por el que pasaba, y que encontró buen cauce a través de estos versos. No responden a las cuestiones que solemos considerar más importantes, tampoco pretenden ser un dogma ni un compendio, no están hechos ni de la felicidad más grande ni de los días más limpios, pero sí de aquellos momentos en los que la autora perdió el mundo de vista.
Abril de 1901. Un barco se dirige hacia la isla de Minguer, la perla del Mediterráneo oriental. A bordo se encuentran la princesa Pakize Sultan, sobrina del sultán Abdülhamit II, y su reciente esposo, el doctor Nuri, pero también un misterioso pasajero que viaja de incógnito: el célebre inspector jefe de sanidad del Imperio otomano, encargado de confirmar los rumores de peste que han llegado hasta el continente. En las animadas calles de la capital portuaria nadie puede imaginar la amenaza, ni la revolución que está a punto de fraguarse.