Con una escritura ágil y magnética y una mirada cómica y a la vez comprensiva, el escritor chileno Gonzalo Maier ha sabido retratar en su obra las frustraciones, contradicciones y desencuentros humanos, especialmente los que se producen por las energías misteriosas e incontestables del mercado y sus promesas. Así lo muestran las dos novelas breves e irrepetibles que reúne este volumen, una especie de díptico acerca de lo que es y lo que deja de ser.
En Piña, un artista que se desvive postulando a becas y fondos públicos se encuentra con el fantasma de una curadora y crítica de arte recién fallecida, que le enrostra su mediocridad y, de paso, evidencia el lugar que lo fantasmal ocupa en el trabajo contemporáneo. Y en Mal de altura un profesor de filosofía se aleja de sus ideales, de su pareja y de sus pretensiones académicas al tiempo que dicta un curso de ética para un empresario condenado por corrupción. Mientras el profesor se va fascinando por las mecánicas del dinero, el empresario se interesa cada vez más por Marco Aurelio, la vida improductiva y una incierta forma de rebelión.
Imaginemos una mezcla de componentes olfativos que nos permitiera revivir, de manera literal, nuestro más preciado recuerdo. Esta experiencia de inmersión en el pasado es un servicio que la empresa Fragrancia presta en exclusividad a una reducida élite a un precio astronómico, gracias a una sustancia, la SVM, que posee intensos poderes psicotrópicos. Las leyes que rigen su uso resultan ambivalentes: tolerada hasta ahora, también podría ser considerada una droga tremendamente adictiva.
El joven Hélias Révol se dedica de manera oficial a la aromaterapia, aunque lleva cuatro años trabajando en la sucursal de Fragrancia en Le Mans como ayudante de Alain Fisson, uno de los olfatos más veteranos de la compañía. Decidido a convertirse en un experto en traducir recuerdos en fórmulas químicas, se traslada a la sede central de Fontainebleau para continuar su aprendizaje, pero en su camino se cruza Nora Olsson, la fría directora de marketing dispuesta a defender a ultranza los secretos de la empresa y los suyos.
El sótano se ha quedado muy vacío tras tu marcha».
Tengo quince años y he vivido toda mi vida en este antiguo faro. Mi hermano y yo vinimos a vivir aquí, con el abuelo, cuando yo todavía era un bebé.
Es un sitio increíble, al borde del acantilado. Me gusta refugiarme del sol en la sombra de la fachada. Me gusta el olor del campo al atardecer. A la zona del túnel prefiero no acercarme. No quiero que el hombre grillo me lleve a vivir bajo tierra. Ya lo he oído dar golpes en la trampilla del terreno alguna noche.
A mi hermano no le gusta que haga preguntas sobre nuestro pasado, sobre quiénes fueron mi madre y mi padre. Como dice él, no todo el mundo tiene una familia como las demás.
Hasta ahora he sido muy feliz aquí.
Pero el otro día, en casa, apareció una caja.
Y, desde que mi hermano vio lo que contenía, nada ha vuelto a ser lo mismo.
Cuando los monstruos se cuelan en tu mente, vienen para quedarse.
Lyon, 1992. Nora Cortázar es la jefa del departamento de Ciencias del Comportamiento de Interpol, donde imparte clases sobre psicología criminal, pero sobre todo es conocida por ser lahija de un famoso asesino, Balbea. Obsesiva, analítica y con una memoria extraordinaria, Nora es una mujer única con unacapacidad especial para comprender el mal.
El regreso de Nora a Lemoniz para asistir al funeral de su madre coincide con elhallazgo de un cadáver en la central nuclear. En un pueblo marcado por los secretos, Nora sospecha que tras el asesinato hay más de lo que parece, y para resolverlo unirá fuerzas con su primer amor, a quien la une undoloroso pasado.
Una central nuclear abandonada, una plataforma marítima y los paisajes imponentes de la costa vasca son los escenarios de estethriller atmosférico en el que se cruzan siniestros ritualesantiguos, leyendasy oscuros secretos familiares.
La señora Palfrey, que se acaba de quedar viuda, decide dejar su casa en el campo e instalarse en el Claremont, un sobrio y respetable hotel de Londres que tiene como huéspedes fijos a un variopinto grupo de jubilados. ¿Y a qué va a dedicarse Laura Palfrey ahora que dispone de tanto tiempo libre? Puede salir a pasear, ir a ver una exposición o esperar a que su nieto, que trabaja en el Museo Británico, vaya a visitarla. Cuando cree que en su vida ya no habrá mucho espacio para las sorpresas, conocerá a un joven escritor con el que trabará una improbable y especial amistad.
Publicada originalmente en 1971, Prohibido morir aquí es seguramente la gran novela de Elizabeth Taylor, una de las más destacadas novelistas británicas del siglo xx.
Esta encantadora historia sobre las excentricidades y sinsabores de la tercera edad es una inteligente indagación sobre la soledad y las posibilidades de la amistad. Sus divertidos personajes, la precisión de las observaciones sobre la vida cotidiana y un fino sentido de la ironía y de la compasión hacen de este libro una narración inolvidable.
Una operación quirúrgica que extirpa el impulso sexual masculino, un tren que nos devuelve a cualquier punto del pasado, un invento genético que acerca la vida eterna... En esta mítica colección de relatos, Anna Starobinets retrata sin piedad una humanidad que se tambalea. Ciencia y religión, razón y pasiones, instinto y civilización: no hay pieza del puzle humano que escape a su mirada, a la vez devastadora y comprensiva. La glándula de Ícaro es una distopía que roza peligrosamente lo real, donde la ciencia es solo una excusa para abrir en canal a sus protagonistas y revelar sus engranajes. La obra de Starobinets es puro «horror lírico». Esta colección de relatos está repleta de pesadillas que amenazan no solo con cumplirse, sino con ser realidad en el momento en que se leen.
Lo cierto es que nunca he podido narrar –ni opinar– desde un lugar discreto, nunca he podido hacerme invisible, y para ser sincera tampoco lo he intentado. Amo la realidad que desenmascaramos en cada uno de nuestros actos. Amo la voluntad de asombro.
Creo que lo más honesto que puedo hacer literariamente es contar las cosas como las veo, sin artificios, sin disfraces, sin filtros, sin mentiras, con mis prejuicios, obsesiones y complejos, con las verdades en minúscula y por lo general sospechosas. Hacerlo de otra manera seria presuntuoso por mi parte. Estaría engañándome y engañándolos».
la historia de un soldado veterano de los tercios de Flandes que malvive como espadachín a sueldo en el Madrid del siglo XVII. Sus aventuras peligrosas y apasionantes nos sumergen sin aliento en las intrigas de una España corrupta y en decadencia, las emboscadas en callejones oscuros entre el brillo de dos aceros, las tabernas donde Francisco de Quevedo compone sonetos entre pendencias y botellas de vino, o los corrales de comedias donde las representaciones de Lope de Vega terminan a cuchilladas. Todo ello de la mano de personajes entrañables y fascinantes: el joven Íñigo Balboa, el implacable inquisidor fray Emilio Bocanegra, el peligroso asesino Gualterio Malatesta, o el diabólico secretario del rey, Luis de Alquézar.
En agosto falleció mi hija. Se llamaba Olalla y estaba a punto de cumplir veinte años. La policía dijo que fue un accidente de tráfico...» El diario de la joven Olalla parece indicar que fue drogada y violada... Ese año 2012 fue sangriento y apocalíptico, a pesar de que no acabó el mundo. Fue también el año del Costa Concordia, de los terroristas solitarios, de los asesinos compulsivos y, además, el año más maldito de Olalla, el personaje que flota como un destino y una atmósfera a lo largo de esta novela. La detective Ágata Blanc lleva a cabo su investigación en un Madrid decadente que la conducirá a límites que no imaginaba y que la enfrentará a extrañas dimensiones de la vida y de la muerte. Esta ciudad, que años atrás fue símbolo de la prosperidad y la abundancia, parece ahora sumida en una depresión propia de la posguerra. Todos los elementos de nuestra época se entrelazan en esta novela: la búsqueda incesante del placer sexual, las drogas, las pérdidas de conciencia, la corrupción, los desahucios y el espíritu de la venganza, fundamentado en un problema existencial: no es posible respetar a los verdugos.