Durante la noche del 24 al 25 de julio de 1938, la XI Brigada Mixta del ejército de la República cruza el río para establecer una cabeza de puente en Castellets del Segre. En las inmediaciones del pueblo, medio batallón de infantería, un tabor marroquí y una compañía de la Legión defienden la zona. Está a punto de comenzar la batalla del Ebro, la más cruda y sangrienta que se libró nunca en suelo español.
Combinando de forma magistral la ficción con datos históricos y testimonios personales, Arturo Pérez-Reverte sitúa al lector, con sobrecogedor realismo, entre quienes, voluntarios o a la fuerza, lucharon en los frentes de batalla de la Guerra Civil. Sus nombres no son los que recuerda la Historia, pero cuanto les sucedió resuena en estas páginas con el dramatismo de una memoria que nos pertenece a todos.
«He conocido a otros como usted. Se implican tanto que se hacen matar. No les importa el peligro, al revés, les gusta, les motiva. Para tipos como usted tiene que haber un final, bueno o malo, pero tiene que haber un final».
Durante la Guerra Civil, Mastreta, un hombre de pasado oscuro, es reclutado a la fuerza por el servicio de inteligencia del gobierno republicano para encargarse de una delicada misión: recuperar una filmación, en manos de un traidor ruso, en la que se muestran las ejecuciones masivas de prisioneros nacionales. Su publicación podría tener desfavorables efectos publicitarios para el bando republicano.
En San Sebastián, tomada meses atrás por las tropas nacionales, y bajo una identidad ficticia, Mastreta contacta con Frederika Heinz, una joven y atractiva agente alemana a quien el gobierno de su país ha enviado al frente de una expedición para intermediar en la obtención de la filmación. Frederika es una mujer independiente y de comportamiento demasiado liberal para lo que están acostumbrados los militares españoles del bando Nacional. En la guerra de propaganda, conseguir la filmación de las ejecuciones del bando republicano y publicarla puede ser el golpe de efecto necesario para castigar a la República y tapar la mala imagen internacional que ha provocado el bombardeo de Guernica.
Villa Melania es una absorbente saga familiar que evoca otra era de forma realmente bella. Algunas puertas están cerradas por alguna poderosa razón.
«Es posible que todos estemos algo resquebrajados por dentro, que nadie conserve intacta la luna del espejo en el que nos contemplábamos siendo niños.»
En Villa Melania hay una habitación llena de espejos rotos y de recuerdos trágicos. En la mansión señorial de los Lanuza Vega, con su prado de caléndulas y su anciana jacaranda, se pasean los fantasmas de varias vidas truncadas en la noche de la víspera de Reyes de 1966, cuyo eco resonará de manera ensordecedora ese mismo día en 2019. El retrato de Melania, la hermosa y dañada Melania, sigue presidiendo la casa tantos años después. Sus pasos se escuchan sobre tarimas y escaleras; buscan a esa persona capaz de oír a los objetos contar sus historias. Esas historias que ni las hermanas ni el buen cuñado de Melania quieren contar; esas historias que Camila, su sobrina nieta, descubrirá demasiado tarde; esas historias que solo Cloe, la hermana de Camila, sabrá atender y comprender.
Muerte, melancolía, enfermedad, pero también celos, envidia, dolor y miedo acechan desde esos espejos rotos en los que se refleja lo que fueron y lo que son quienes alguna vez vivieron en esa casa. Solo existe una manera de arreglar las lunas y las vidas quebradas: hablar, porque «al callar enterramos a nuestros muertos un poco más hondo».
Estas Navidades no van a ser fáciles para Charlie. Es la primera vez que se enfrenta a una celebración tras salir del hospital. Su ingreso y que sea el único miembro de su familia abiertamente gay no ayudará a darle lo que más desea: tranquilidad y pasar inadvertido. Las cosas quizá no salgan como Charlie espera, pero, pase lo que pase, sabe que siempre podrá refugiarse en Nick, a su lado, en el sofá, mientras espera a que la tormenta a su alrededor se calme.
Greta Cadaqués, una reportera de televisión, es enviada a cubrir el caso de una niña que ha caído en un pozo a las afueras de Madrid. Mientras no deja de pensar en un juicio al que tiene que asistir como jurado popular, su cámara, Juan Quatremer, y su jefe, un hombre ávido de audiencia, la apremian a sacar a la luz todos los detalles del caso del que el país entero está pendiente. Aunque pronto descubrirá que las intenciones de ambos hombres son muy distintas: Juan pretende cubrir el suceso de la forma más rigurosa posible, pero su jefe la coaccionará para que consiga las exclusivas más impactantes, aunque eso signifique difundir noticias falsas. Greta deberá enfrentarse a una encrucijada personal y profesional que la llevará a cuestionarse el papel de los medios de comunicación y los límites éticos de su trabajo.
Un nuevo caso de la comisaria Ruiz que la enfrentará con sus miserias y sus miedos más inconscientes, y la empujará fuera de su ámbito habitual.
La comisaria María Ruiz se encuentra desterrada en una de las provincias españolas más tristes para una investigadora criminal. En Soria el último suceso irresuelto del que se tiene noticia ocurrió en 1954, cuando una mujer que presuntamente asesinó a su marido con matarratas desapareció para siempre. De estar viva, tendría 101 años. Desde que la destinaron a Soria, sacándola de la fiebre de Madrid, la comisaria Ruiz viaja todos los fines de semana a Ávila, donde acompaña en su trance entre la vida y la muerte a su compañero Tomás, que está en coma. Su viejo amigo, el comisario Carlos, finalmente ha conseguido convencerla para que un fin de semana se airee y vaya a visitarlo a Santander. Pero lo que tenían que ser un par de días de tranquilidad se convierte en el mejor incentivo para la comisaria Ruiz.
Una alocada investigación sobre las cosas más serias de la vida.
Este es el libro de un escritor dispuesto a todo con tal de tener una historia que contar en su próxima novela. Después de ganar un gran premio literario, zarandeado por la presión y las expectativas, intenta averiguar ―desoyendo cualquier consejo― qué se esconde detrás de una misteriosa escena que presencia mientras pasea a su perro: un hombre llora abatido y una ambulancia asiste a una persona a las puertas del jardín de una vieja casa.
En esta alocada investigación, la vida y la literatura no tardarán en confabularse para poner a prueba este estrafalario método de inspiración que le induce a creer que la ficción es la única herramienta válida para gestionar el amor, la inexpugnable felicidad de la escritura o el devastador desgarro de la pérdida.
Ulises tiene trece años y acaba de fichar por el Barça, así que se instala en La Masia, donde espera poder alcanzar el sueño de convertirse en jugador profesional. A partir de ese momento, la ilusión de su vida se transforma en una pesadilla, presa de un entorno masculino en el que impera la ley del más fuerte y donde se sobrevive a base de esconder las lágrimas.
Escrito con una prosa quirúrgica e incisiva, Triunfador es un libro que cuestiona los valores depredadores sobre los que se fundamentan el deporte de élite y algunos de los pilares de nuestra sociedad.
«Los banqueros cuentan sus beneficios, los políticos sus votos y los poetas sus cosas. Cuentan y recuentan las cosas en las que se quedó enredada su vida. En los días de meditación y soledad, de vagabundeo doméstico, tomo conciencia de que tengo la casa llena de cosas. No se trata exactamente de que me importe tirar cosas, sino de que tengo inclinación a conservar las cosas que son mi casa. Para no confundir una fiesta con un acto de barbarie, conviene pensar lo que se desecha cuando se tira la casa por la ventana. Las cosas con capacidad de convertirse en un recuerdo suponen el deseo personal de atender a la vida, de vivir con atención, con amor.»