Oryx y Crake es una inolvidable historia de amor y una conmovedora imagen de un cercano e inquietante horizonte postapocalíptico.
Conocido como Jimmy antes de que el planeta se viese asolado por una serie de desastres naturales, Hombre de las Nieves llora la pérdida de Crake, su mejor amigo, y de la bella y esquiva Oryx, de quien ambos estaban enamorados, mientras lucha por sobrevivir en absoluta soledad sobre la faz de la Tierra.
A merced de los elementos, acechado por los recuerdos y sin más compañía que la de los Hijos de Crake, esos seres de ojos verdes que lo consideran una especie de profeta, Hombre de las Nieves se pregunta cómo ha podido cambiar todo en tan poco tiempo y emprende un doble viaje hacia su pasado y hacia la burbuja de alta tecnología creada por Crake, el lugar donde empezó todo.
El periodista norteamericano Doug Bock Clark convivió durante tres años en un remoto enclave indonesio con la tribu indígena de los lamaleranos, la única que actualmente sigue pescando cachalotes el animal dentado más grande del mundo solo con métodos tradicionales; los mismos que en el siglo xix habría utilizado el capitán Ahab contra Moby Dick: en barcos de remos y arponeándolos a mano.
Fruto de su experiencia nace este cautivador retrato sobre un grupo que convive en equilibrio con la naturaleza perpetuando una práctica con un fuerte componente ritual y épico, que asiste impotente a la progresiva desaparición de sus costumbres y sustento. El cambio climático, la globalización y las nuevas tecnologías están destruyendo una comunidad en la que la solidaridad, el respeto por la naturaleza y los mayores eran exponentes de una cultura que reflejaba lo mejor del ser humano.
Rick Dalton, un actor de televisión en decadencia, abocado al alcohol y en busca de un papel que lo redima, y Cliff Booth, su doble de escenas de acción y heroico veterano de guerra (con alguna que otra sombra), son los antihéroes de esta sorprendente novela, que va mucho más allá del final que vimos en el cine. Los acompañan algunos secundarios de lujo, figuras históricas, como Sharon Tate o Charles Manson, pero también otras inventadas e indiscernibles de las reales. Con todas ellas el autor construye un mundo único y original, irrepetible en ningún otro lugar salvo en su imaginación.
Érase una vez en Hollywood es el insólito debut de Quentin Tarantino en la literatura, una deliciosa y brutal primera novela. Con esta nueva muesca en su trayectoria propone, cómo no, nuevas reglas para el género de la novelización, pues logra voltear la historia que nos mostró en la gran pantalla. Todos los personajes, escenas y tramas que aquí nos ofrece con diálogos y descripciones marca de la casa no solo expanden el universo fílmico de Tarantino sino que nos presentan a un narrador con un talento excepcional.
Un libro que confirma a Annie Dillard como una de las más importantes escritoras vivas.
Los grandes escritores de 'nature writing' son capaces de observar la naturaleza con una agudeza singular y construir un relato que permita al lector viajar hasta esos mundos tan ajenos a nuestra cotidianeidad. Dillard, sin embargo, va más allá. Ve a través de las grietas por las que el mundo se deshilvana y se reteje, donde los fenómenos más dispares encuentran su vínculo. Dillard es hija de Thoreau, pero también del Maestro Eckhart. Es una incansable exploradora: da igual que nos hable de un viaje a las Galápagos, a la Antártida o a las colinas que la rodean: allá donde se posa su mirada la belleza del mundo arrasa sus pupilas, y sus palabras, como la mejor poesía, dan cuenta de esa lucha por transmitir el misterio último de una emoción que carece de lenguaje.
Robert Grieve, un joven inglés que vive a la deriva en Camboya, trabajando como profesor en una pequeña aldea, decide desaparecer del mapa. La primera noche, rumbo a Tailandia, un golpe de fortuna activa una cadena de acontecimientos en la que toman parte una bolsa de dinero «maldito», un americano distinguido, un baúl repleto de heroína, un taxista buscavidas y la hija de un médico rico. Cazadores en la noche es un sofisticado juego del gato y el ratón con reminiscencias de Patricia Highsmith, en el que las identidades son difusas, la avaricia se impone a la bondad y el karma es despiadado. Una novela magistral que confirma a Lawrence Osborne como uno de los escritores contemporáneos más potentes.
The city of Vukovar, situated on Croatia's easternmost periphery, across the Danube River from Serbia, was the site of some of the worst violence in the wars that rocked ex-Yugoslavia in the early '90s. It is referred to only as the city throughout this taut political thriller from one of Europe's most celebrated young writers. In this city without a name, fences in schoolyards separate the children of Serbs from those of Croats, and city leaders still fight to free themselves from violent crimes they committed--or permitted--during the war a generation ago. Now, it is left to a new generation--the children, now grown up, to extricate themselves from this tragic place, innocents who are nonetheless connected in different ways to the crimes of the past.
Nora is a journalist assigned to do a puff piece on the perpetrator of a crime of passion--a Croatian high school teacher who fell in love with one of her students, a Serb, and is now in prison for having murdered her husband. But Nora herself is the daughter of a man who was murdered years earlier under mysterious circumstances. And she wants, if not to avenge her father, at least to bring to justice whoever committed the crime. There's a hothouse intensity to this extraordinary noir page-turner because of how closely the author sets the novel within the historical record. This city is unnamed, the story is fictional, so it can show us what actually happened there.