El legado del campesino, guerrillero y líder social Florencio el Guëro Medrano trasciende por mucho lo sucedido el 31 de marzo de 1973, cuando siete familias tomaron unas tierras semiabandonadas en Morelos y fundaron la primera comuna popular en América Latina, que llegó a ser de más de quince mil colonos y se cimentó bajo su propio código moral. La crónica puntual de la gesta de la colonia Rubén Jaramillo es narrada con precisión en esta obra indispensable, que es también un homenaje a quienes entendieron que el verdadero espíritu revolucionario está en el respeto a uno mismo. La Biblioteca Elena Poniatowska reúne la obra narrativa, ensayística y periodística de la autora que ha cuestionado al sistema y sus convencionalismos y que ha destacado por su vocación social y solidaridad con los desfavorecidos. No den las gracias nos motiva a seguir el ejemplo de aquellos que se atrevieron a construir un mundo más justo.
Tori lleva un tiempo saliendo con Valentine y, aunque las cosas van bien, hay una parte de sí misma que cree que tal vez no esté enamorada. Aunque debería hacerlo, no sabe por qué no se siente cómoda para contarle a su mejor amigo qué es lo que le ocurre.
Sinclair siempre ha considerado a Tori su mejor amiga. Este año ambos están en la obra de teatro. A Sinclair lo han escogido para el papel protagonista de Romeo y no le quita los ojos de encima a Eleanor, quien interpreta a Julieta. Sin embargo esto a Tori, que está en el equipo de guionistas, no debería importarle, ¿no?
UN PLAN IMPOSIBLE
Todo lo que Aura Reyes necesita es continuar con vida diez minutos más.
No es tarea fácil.
Las otras son cuatro, son más fuertes y ella —una fifigura acorralada en el patio de la cárcel— nunca ha sabido defenderse demasiado bien.
O tal vez sí.
UNA HUIDA SIN TREGUA
Porque Aura tiene que recuperar a sus hijas. También a sus amigas.
Y por eso ha trazado un plan que arranca dentro de diez minutos.
Así que no.
No tiene ninguna intención de morir hoy.
DEJARSE ATRAPAR NO ES UNA OPCIÓN
Edgar Allan Poe liberó las terribles imágenes que atesora el subconsciente para dejarlas deambular entre sus páginas. Abanderado de la novela gótica y precursor del relato detectivesco y de la ciencia ficción, pergeñó historias que llevan el suspenso y el desasosiego hasta una perfección nunca alcanzada y quizá nunca alcanzable de nuevo. Cuentos extraordinarios reúne los más celebrados de esos textos, incluidas piezas que han hecho historia como "El gato negro", "La carta robada", "El hundimiento de la Casa de Usher" o "Los asesinatos de la rue Morgue".
Guinea ve truncada su carrera como profesora en una universidad de Estados Unidos tras salir a la luz su relación con un alumno mucho más joven que ella. Huyendo del escándalo y en busca de una nueva vida llega al aeropuerto de Buenos Aires, donde descubre que se ha producido un apagón general. Con el teléfono sin red, es incapaz de localizar su destino. Un hombre inquietantemente amable la conduce por la ciudad y le propone alojarse con él y con su hijo adolescente, Vladimir, mientras continúe la situación. Sin combustible ni alimentos, la calle se vuelve un escenario peligroso: todos contra todos. Sin embargo, la mayor violencia late invisible dentro de la casa donde los tres conviven junto a dos perros. Guinea y Vladimir sienten pronto una complicidad que los enfrenta al padre. Otra vez un deseo turbio que ordena y produce el caos, un deseo más fuerte que la sangre y el amor.
Vladimir es una novela profundamente perturbadora, un thriller emocional y erótico en el contexto de un mundo que se apaga.
El corredor es un alarido de metal y literatura cuya virtud primordial es llevar al lector a un paroxismo, a esa exaltación propia de los derviches y pilotos cuyos bólidos están avizorando, en fracciones de segundo, la pared donde habrán de estrellarse, el fuego donde serán desgarrados por engranajes y ángulos enfurecidos. Alejandro Vázquez Ortiz ha logrado escribir un mecanismo narrativo cromado, con varias capas de pintura, donde conviven la violencia y la desesperación, donde el vértigo y el vacío son las únicas certezas. Aceite quemado, autopistas interminables que brillan en el desierto como pistones al rojo vivo, un terraplén de grava y concreto habitados por automóviles, sangre y dolor. Esta novela no es ajena a un fetichismo, no es ajena a nosotros, humanos al borde de todo. Y eso es lo que la vuelve memorable.