Un diario no se puede reescribir, porque hacerlo sería vestir lo que fue con recuerdos mentirosos. Lo que sí se puede es afilar las palabras con la herramienta de la experiencia y el aprendizaje del tiempo para ayudar a aquellos que fuimos a contar con certeza aquello que fue. Es lo que hace en esta revisión de su primer libro Rayden con las cuatro estaciones que lo componen: afinarlas como quien afina un piano y componer la última estrofa de una canción que empezó a sonar ocho años atrás.
Una propuesta rebosante de ingenio. Una celebración de la imaginación novelística. Un juego apasionante.
París, siglo XVIII. La reputación de la jovencísima Celine, casada con un funcionario del gobierno mucho mayor que ella, se pone en juego cuando empiezan a circular unos panfletos anónimos con ficciones pornográficas sobre ella. Decidida a defenderse, con ayuda de dos amigas, convoca a diversos escritores para recuperar la narrativa de su vida.
Amélie Nothomb en plena forma: un elogio de la lectura nada trivial, nada previsible y, sobre todo, nada inocente.
Ange tiene diecinueve años, vive en Bruselas y estudia filología. Para ganarse algún dinero, decide comenzar a impartir clases particulares de literatura a un adolescente de dieciséis años llamado Pie. Según su despótico padre, el chico es disléxico y tiene problemas de comprensión lectora. Sin embargo, el problema real parece ser que odia los libros tanto como a sus padres. Lo que a él le apasiona son las matemáticas y, por encima de todo, los zepelines.
Leah ha vivido con akinetopsia, o ceguera al movimiento, desde que era niña. Durante los últimos veinte años, no ha podido percibir el movimiento. Mientras pasea por su vecindario en Upper Manhattan con su bastón blanco guiando el camino, la mayoría de la gente asume que es ciega. Pero la verdad es que Leah ve mucho, y con sus agudos sentidos del olfato y la audición, muy poco escapa a su atención.
Lleva una vida tranquila y ordenada, con poco contacto humano más allá de su ama de llaves de toda la vida, su psicólogo y su anciana vecina. Todo eso cambia cuando Alice se muda al apartamento de al lado y Leah puede oler de inmediato la ansiedad que emana de ella. Lo que es peor, Leah no puede evitar escuchar a Alice y a un visitante nocturno involucrarse en una violenta discusión. Preocupada, entabla amistad con su vecina y descubre que Alice está en medio de un complicado divorcio de un esposo abusivo.
Luego, una noche, Leah se despierta con alguien en su apartamento. Pierde el conocimiento y por la mañana se pregunta si soñó el episodio. Sin embargo, el aroma del intruso la sigue a todas partes. Y cuando escucha a Alice al otro lado de la pared suplicando su ayuda, Leah toma una decisión que pondrá a prueba su valentía, su fuerza y, en última instancia, su cordura.
Las emociones de un padre ante la iniciación verbal de su hijo impulsan este libro repleto de hallazgos. Sus páginas exploran el enigma de los aprendizajes esenciales que jamás recordaremos: empezar a caminar, hablar, formar la identidad y organizar nuestra memoria. Construyendo un luminoso relato lírico, su voz rinde tributo a la primera infancia y a la lengua misma, fruto de un raro equilibrio entre enamoramiento y reflexión.
Tom, a foundling, is discovered one evening by the benevolent Squire Allworthy and his sister Bridget and brought up as a son in their household; when his sexual escapades and general misbehavior lead them to banish him, he sets out in search of both his fortune and his true identity. Amorous, high-spirited, and filled with what Fielding called “the glorious lust of doing good,” but with a tendency toward dissolution, Tom Jones is one of the first characters in English fiction whose human virtues and vices are realistically depicted. This edition is set from the text of the Wesleyan Edition of the Works of Henry Fielding.