ANOTA el astrónomo en su libreta: variaciones de brillo * punto ápex * quásar * zona de habitabilidad * fusión galáctica * anillos de polvo frío * población de cúmulos * una espiral rodea la palma de tu mano * estructuras en el halo * nubes de polvo interestelar * púlsar * una espiral rodea el sexo de la novia núbil * objetos nebulosos difusos * multiplicidad de asociaciones estelares * estrellas dobles eclipsantes * una espiral rodea el ojo del caballo * zona de habitabilidad * estrellas de tipo espectral * estrella binaria* una espiral rodea los pies de los que danzan * estrella enana * estrella doble * estrella polar * una espiral rodea el vestido de la novia núbil * estrella de neutrones * estrella nova * estrella supernova * zona de habitabilidad * en un cielo verdaderamente oscuro.
La llama vehemente es considerada su novela más exitosa, tras el ruido que provocó El caso del señor Crump. Esta novela agitó la llama de Artaud quién no dudó en lanzarse a su traducción en colaboración con Bernard Steele, con el ánimo de darlo a conocer a los lectores francófonos. La novela escandalizó a los críticos de la época: un texto cuya modernidad en cualquier caso, transcurrido casi un siglo, deja sin aliento. Lewisohn traza en ella, con una minuciosidad que no escatima en nada, el destino de unas parejas neoyorquinas entre la Belle Epoque y los locos años veinte. Personajes conformistas, excepto uno de ellos que se pasa el tiempo mintiendo a los demás claro, pero primero y sobre todo a sí mismo. El lector no se sorprende cuando uno de estos seres traicionados, cansado de todas estas pretensiones, saca una pistola del bolsillo y mata. No para castigar la infidelidad del amor, sino para permitir que el deseo se muestre finalmente sin máscara.
«¿En qué habrá afectado a nuestra existencia el hecho de ser mujeres? ¿
Qué oportunidades, exactamente, nos han sido dadas y cuáles nos han sido
negadas? ¿Qué pueden esperar nuestras hermanas más jóvenes y en qué
sentido hay que orientarlas? Es chocante que el conjunto de la
literatura femenina esté animado en nuestros días mucho menos por una
voluntad dereinvindicación que por un esfuerzo de lucidez; al salir de
una era de desordenadas polémicas; este libro es una tentativa, entre
otras, de recapitular la cuestión».
Simone de Beauvoir
Esta es la historia de tres hombres que han elegido retirarse del mundo y vivir en los bosques del norte de Canadá. Son tres hombres peculiares, ya ancianos, que aman la libertad. Un día, sin embargo, alguien llega hasta su escondite. Da con ellos una fotógrafa que busca a uno de los últimos supervivientes de los Grandes Incendios, un tal Boychuck. Y no es la única. Poco después aparece Marie-Desneige, una mujer pequeña de más de ochenta años que llegará como una brisa ligera que alborotará sus vidas. Mientras intentan comprender la historia de Boychuck, el orden habitual en el rincón secreto del bosque quedará trastocado y algo impensable y extraordinario surgirá entre todos ellos.
En 1872 Carlos de Borbón y Austria-Este, llamado Carlos VII por sus adeptos, entró en España para ponerse al frente de las partidas sublevadas contra el rey Amadeo de Saboya, dando inicio a la tercera guerra carlista. Valle-Inclán, de familia carlista y durante muchos años defensor de "la Causa", dedicó a ella entre 1908 y 1910 tres novelas –Los cruzados de la Causa, El resplandor de la guerra y Gerifaltes de antaño– y dos relatos –Una tertulia de antaño y La corte de Estella– en los que volcó su simpatía por el campesinado y su visceral rechazo a la España surgida de la Restauración. Leído hoy, el ciclo de La guerra carlista, que aquí presentamos en una nueva edición a cargo de Ignacio Echevarría, permite establecer un hilo histórico que llega hasta la Guerra Civil y explicar la evolución de los nacionalismos vasco y catalán.
La vida está llena de etapas, algunas preciosas e inolvidables, otras más difíciles y complicadas, lo importante es saber cuándo hay que cerrar cada una de ellas.
La madurez no nos avisó. Apareció de repente con la enfermedad de Lucía, que superamos como siempre lo habíamos hecho, estando unidas. Aparentemente, Laux, Sara, Lucía y yo éramos las mismas cuatro amigas inseparables, pero las circunstancias de la vida no nos lo estaban poniendo fácil. La desilusión por un sueño que se escapa entre las manos, ocultarle la verdad a quien amas, tener que decidir entre tu pareja o ser madre hizo que nos diésemos cuenta de lo mucho que habíamos cambiado.
Seguíamos llenas de veranos y atardeceres, de risas y llantos, plenas de amistad incondicional y de luz, pero también de decisiones difíciles de tomar, diferentes, ineludibles a nuestra edad.
Entre ellas, la más importante para mí no dejaba de repetirse en mi cabeza: ¿Quería ser yo la Vecina Rubia? ¿Podría sostener el peso del anonimato siendo ella?