Seix Barral rescata la conmovedora novela póstuma e inédita en castellano del gran maestro Kawabata, cuando se cumplen 125 años de su nacimiento.
Dientes de león narra la historia de Inako, una joven enamorada afectada por una extraña condición, la “ceguera del cuerpo”, por la que siente que los objetos y las personas que ama se vuelven invisibles. Kuno, su novio, quisiera desposarla para estar a su lado y cuidarla, pero la madre de Ineko cree que es mejor que la joven se cure primero y decide internarla.
La novela entera transcurre en un día y recoge la charla que Kuno y la madre de Inako tienen en una posada cercana, después de haberla dejado en el asilo Ikuta, ese hospital cercado por pasionarias y dientes de león. Kuno llega a creer que la enfermedad de Inako es provocada por su amor. La madre de Inako, en cambio, atribuye la culpa a la muerte de su padre. Ambos se plantearán, en definitiva, si son el problema o la solución a lo ocurrido con la chica.
Las Ramírez de Stanten Island orbitan alrededor de la ausencia. Cuando Ruthy, a los trece años, desapareció sin dejar rastro después de un entrenamiento de atletismo, su familia quedó marcada y deshecha. Una noche, doce años después, Jessica, la hermana mayor, ve en la pantalla de su televisión a una mujer que aparece en Catfight, un reality show subido de tono. Se apresura a decírselo a Nina, su hermana menor. El pelo de esta mujer está teñido de rojo y se hace llamar Ruby, pero el lunar bajo su ojo izquierdo es reconocible al instante. ¿Podría ser Ruthy, después de todo este tiempo?
Los años desde la desaparición de Ruthy no han sido fáciles para la familia Ramírez. Es el año 2008 y su madre, Dolores, todavía padece la pérdida; Jessica se las arregla entre su bebé recién nacido y su trabajo en el hospital; y Nina, después de cuatro exitosos años en la universidad y de no haber sido aceptada en la escuela de medicina, regresa a casa y se ve obligada a trabajar en el centro comercial doblando diminutas tangas en una tienda de lencería.
Publicado por primera vez en Italia en 1958 y firmado con el joyceano pseudónimo de Dedalus, Filósofos en libertad supuso el sorprendente debut de Umberto Eco en un género que él mismo definió como «ensayo ligero». El libro, que puede leerse como una hilarante introducción en verso a la historia de la filosofía y también como un juego para iniciados, tiene su origen en las viñetas que Eco dibujaba durante los congresos de filosofía a los que asistía en su juventud. A estas viñetas añadió luego los «poemillas» que las acompañan. Aunque siempre los consideró meros divertimentos, también insistía en su absoluto rigor científico. «Bromear, sí, pero seriamente» es la consigna del autor en un prólogo escrito muchos años después, recogido en un volumen firmado ya con su nombre ―y que por primera vez se traduce al castellano en esta edición―, al que se sumaban una serie de piezas sobre Marcel Proust, James Joyce y Thomas Mann (por quienes sentía auténtica devoción), junto a varios apéndices escritos a lo largo de las décadas y que versan sobre otras cuestiones, igualmente pesadas (en el sentido etimológico del término), con la misma y casi necesaria levedad.
Once relatos que muerden escritos por las voces más aclamadas de la literatura japonesa contemporánea. Incluye un relato inédito del Premio Nobel Kenzaburō Ōe.
Desde Ryūnosuke Akutagawa, maestro indiscutible del relato breve, al premio nobel Kenzaburo Ōe, desde un iconoclasta como Yasutaka Tsutsui a las novísimas voces de Yukiko Motoya y Yoko Tawada, dos autoras que han revolucionado el panorama literario nipón, y muchos otros autores nos ofrecen su visión incisiva y mordiente sobre la sociedad, la política, el sexo o la muerte. Agárrense a las páginas de los relatos para hacer parapente y disfruten de un descenso tan vertiginoso como sublimador cuya única tragedia tendrá lugar a la hora de cerrar el libro. ¡Guau!
A sus treinta y cuatro años, la virtuosa y célebre pianista Elsa M. Anderson se encuentra en la cúspide de su carrera, hasta que, de forma inesperada, abandona el escenario durante una actuación en Viena.
Pero esta historia en realidad empieza algo después, con Elsa en Atenas, en un mercadillo, con una mujer que acaba de comprar un par de caballitos mecánicos bailarines, una mujer extrañamente familiar con la que Elsa podría compartir los mismos deseos, o incluso ser la misma persona. Y sigue con un viaje a la isla de Poros, el primero destino de otros a través de Europa, escapando en realidad de su talento y su pasado como niña prodigio, y acechada siempre por esa mujer esquiva que podría ser ella misma.
Monasterio de Piedra, 1543. En plena noche, un novicio encuentra a una mujer en el bosque con la ropa hecha jirones y gritando como si acabara de escapar del infierno. Uno de los monjes la reconoce como Daniela, hija del comendador de Nuévalos asesinada cuatro años atrás. ¿Ha regresado de entre los muertos? ¿Dónde ha estado todo este tiempo?
Pero Daniela no es la única desaparecida. Desde hace un tiempo, los raptos y los asesinatos de chicas jóvenes se han sucedido en Nuévalos y los habitantes del pueblo temen el tañido lúgubre de las campanas que anuncian la llegada de una compañía demoniaca que siembra el terror en sus calles.
Pero no todos creen en la naturaleza diabólica de esos seres. Dino D’Angelis, el mejor agente de Carlos V, y Charlène Dubois, médico personal de la familia imperial, son enviados a Nuévalos para resolver el misterio. Pese a la oposición de un pueblo sumido en la superstición, se adentrarán en una investigación que los precipitará hacia un torbellino de oscuros intereses, horror y crímenes.