Hay obras maestras, como el Quijote, que los autores empiezan sin plan preciso ni determinado: van haciendo de la necesidad virtud, rizando el rizo de la invención. Pero la Comedia pertenece a otra categoría: es el resultado de la deliberación y la perseverancia de Dante. Exiliado de Florencia y condenado a la hoguera, fue incluso contumaz, pues insistió en el imperdonable «error» de crear algo profundamente nuevo y personal. Dramática y tenebrosa en el Infierno, pictórica y melancólica en el Purgatorio y luminosa y musical en el Paraíso, la Comedia es a la Edad Moderna lo que la Odisea a la Antiguüedad. Esta nueva traducción de José María Micó, melódica e inspirada, invita al lector de habla hispana a adentrarse en el singular universo dantesco y acompañar al poeta en su viaje por los tres reinos ultramundanos.
Se ofrece en este volumen la poesía completa de rosalía de castro. sus cinco libros: la flor (1857), a mi madre (1863), cantares gallegos (1863), follas novas (1880) y en las orillas del sar (1884), más un apéndice con poemas sueltos, así como algunas canciones y poemas populares recogidos por la escritora, se reúnen aquí en un único volumen, en edición bilingüe a cargo de juan barja (traducción y notas) y con una introducción de arturo leyte. como señala el traductor, para la edición castellana «se ha optado por una versión rítmica y rimada, siguiendo los modelos originales tal como seguramente hubiera preferido rosalía, mas tratando de guardar al máximo la semejanza, aun a riesgo de afear el resultado, sustituyendo, supliendo, variando en contadísimas ocasiones lo que dice? el poeta, para respetar mejor lo que el poeta canta. además, siendo esta edición bilingüe como quizá siempre deberían ser, al menos, las de todas las traducciones de libros de poesía, la insuficiencia de mis logros queda más que favorablemente saldada y corregida. la versión castellana es así el trampolín donde se podrán apoyar los que no alcancen a desenvolverse directa o enteramente en gallego. y con esto basta».
Fausto es sin duda una de las obras fundamentales y más originales de la historia de la literatura. Y quizá su universalidad resida en el hecho de que el lector, cualquier lector, no puede menos que reconocerse en su personaje central, en la parte más negativa, en los defectos o pecados de su protagonista. En efecto Fausto es un heroe negativo que simboliza la eterna insatisfacción del hombre, sobre todo del hombre moderno, que ya no se basta con logros y comodidades materiales. Fausto es un hombre torturado por ansias nunca satisfechas de un no se que, un hombre que se pasa la vida corriendo en pos de nuevas metas que nunca terminan de llenarle… Fausto simboliza todo lo que somos: el hombre entero.
Los Jinetes del Apocalipsis han renacido para destruir el mundo de nuevo, pero uno de los cuatro no está donde debería. Muerte ha roto las reglas y tiene su propia misión. Una búsqueda que le llevará a través del continente de Norteamérica y que dejará muchos cadáveres a sus pasos.onathan Hickman (Los proyectos Manhattan, Amanecer de X) y Nick Dragotta (Los Cuatro Fantásticos) presentan una saga épica que mezcla el western con la ciencia ficción y las profecías apocalípticas.
En La Exégesis, Dick documenta sus esfuerzos a lo largo de ocho años por comprender lo que él llamó «2-3-74», una experiencia visionaria postmoderna de todo el universo «transformado en información». Dick intenta escribir a lo largo de entradas que a veces ocupan cientos de páginas para abrirse camino hasta el núcleo de un misterio cósmico que puso a prueba sus poderes imaginativos e inventivos hasta el mismo límite, y todo eso se suma a las múltiples revisiones para descartar una teoría tras otra, a la mescolanza entre sueños y experiencias visionarias que le ocurrían mientras tanto para terminar uniéndolo todo en sus tres últimas novelas conocidas como la trilogía Sivainvi.
En este libro, Jackson y Lethem actúan como guías y llevan al lector a través de La Exégesis mientras establecen relaciones con los momentos trascendentales de la vida y de la obra de Dick.
Los Anillos de Poder fueron forjados en antiguos tiempos por los herreros Elfos, y Sauron, el Señor Oscuro, forjó el Anillo Único. Pero en una ocasión se lo quitaron, y aunque lo buscó por toda la Tierra Media nunca pudo encontrarlo. Al cabo de muchos años fue a caer casualmente en manos del hobbit Bilbo Bolsón.
Desde la Torre Oscura de Mordor, el poder de Sauron se extendió alrededor. Llegó a reunir todos los Grandes Anillos, pero continuaba buscando el Anillo Único, que completaría el dominio de Mordor.
Bilbo desapareció durante la celebración de su centesimodecimoprimer cumpleaños, y dejó a Frodo a cargo del Anillo, y con una peligrosa misión por delante: atravesar la Tierra Media, internarse en las sombras del País Oscuro y destruir en Anillo arrojándolo en las Grietas del Destino.
El Señor de los Anillos cuenta la gran misión cumplida por Frodo y sus amigos: Gandalf el Mago, Merry, Pippiny Sam, Gimli el Enano, Legolas el Elfo, y un hombre extraño y misterioso llamado Trancos.
Con Jerusalén liberada, Torquato Tasso se propuso escribir un poema épico a la altura de la Ilíada y la Eneida, pero no inspirado en la mitología, sino en un hecho histórico: la conquista cristiana de Jerusalén durante la Primera Cruzada. El sitio de la ciudad ofrecía el marco para la restauración de la epopeya clásica, pero la imaginación poética le infundió su pathos, porque Tasso jamás renunció a la voluntad de asombrar al lector ni a la convicción de que el verso era el medio para lograrlo. Mezclando verdad y ficción, armas y amores, fábula y tragedia, creó una epopeya moral sublime, reflexiva y melancólica, y no sólo cantó la gloria de los vencedores, sino que puso la poesía al servicio de los vencidos. Publicada en 1 5 8 1, la obra no tardó en convertirse en una de las más leídas y apreciadas de Europa, e inspiró a generaciones de pintores, músicos y escritores: de Tintoretto a Delacroix, de Monteverdi y Händel a Dvořák, y de Milton y Rousseau a Goethe y Byron, todos sucumbieron a los encantos de esta extraordinaria gesta que los melódicos versos de José María Micó logran verter al español con precisión y desenvoltura.