Una mujer joven se muda a un país remoto para ser el ama de casa de su hermano, cuya esposa lo ha abandonado.
Tras su llegada, empiezan a producirse una serie de acontecimientos inexplicables: una histeria colectiva bovina, la muerte de una oveja con su cordero a punto de nacer, el embarazo psicológico de una perra, la extraña contención de las aves domésticas y una plaga que arrasa las plantaciones de patatas. La desconfianza de los lugareños recae en ella y se la acusa de algo que desconoce en un idioma que no entiende. La hostilidad crece, sus vecinos asedian su casa y el miedo la invade.
Roma, 1960. Mientras un Andre Aciman adolescente observa el puerto de su nueva ciudad, su madre se preocupa por el equipaje: treinta y dos maletas y baúles que contienen todo su mundo. Acaban de llegar a Italia desde Alejandría, hogar que han tenido que dejar atrás. Su padre sigue en Egipto y ahora Andre es el cabeza de familia. Solían tener una buena vida, pero todo vestigio de su estatus se ha esfumado tras su huida.
El autor, su hermano pequeño y su madre se mudan a un apartamento de la capital italiana que justo antes de su llegada se usaba como burdel. Mientras buscan la manera de encontrar su sitio en la ciudad, el autor se encierra en su habitación para leer un libro tras otro.
Encontré a la muerte y al amor colgados como perros en mi huerto no tenía ni escoba ni agua fría sólo un arado y un pony ambos brillaban como un espejo de doble o nada así que les dije fuera de mis siembras lo que realmente quise decir fue qué quieren encontré a la muerte y al amor en mi huerto lecciones en el paraíso “Joven arriero”, de Frank Stanford Frank Stanford fue un prolífico poeta estadounidense conocido por su originalidad, imaginería cargada de sensualidad y cruda seriedad emocional. Creció en los estados de Mississippi, Tennessee y luego en Arkansas, donde vivió la mayor parte de su vida y escribió su poesía.
En la región japonesa de Kobe, Osaka, una línea ferroviaria une Takarazuka con Nishinomiya. Las vidas de miles de pasajeros se entrechocan a diario en sus vagones y, a cada parada, nuevos pasajeros se instalan y se relacionan: dos desconocidos que siempre quieren tomar prestado de la biblioteca el mismo libro; una prometida despechada sedienta de venganza; estudiantes tímidos; niñas crueles; mujeres rudas; una abuela excéntrica y su indiscreta nieta; una joven dispuesta al fin a romper con un novio que no la merece.
Con el paso de las estaciones, el tren de Hankyu recorre el trayecto en el sentido inverso, y el lector descubre a los personajes bajo una nueva luz y puede seguir discretamente sus destinos como si fueran los de viejos conocidos.
El hombre que inventó Manhattan se llamaba en realidad Gerald Ulsrak, estaba casado y tenía dos hijas. O quizá sólo una. Había nacido en un pequeño pueblo en las montañas de Rumania y siempre había soñado con un sitio mejor, Manhattan, y un nombre distinto, Charlie. Trabajaba en el mantenimiento de un bloque de apartamentos y se repetía noche tras noche como un mantra que el siguiente sería un buen día. La mañana de Año Nuevo de 2002 amaneció colgado de una viga del techo.
Su suicidio pone en marcha la recreación por parte del narrador un inquilino del inmueble de un mundo en el que se mezclan la realidad y la ficción. A través de historias cortas, agudas como flechas, marcadas por los juegos de identidades, el humor irónico y unos personajes inolvidables, se erige una ciudad mítica: un Manhattan personal, exacto y al tiempo imaginado, teñido por toda la literatura y el cine que reflejan la ciudad de Nueva York.
La excéntrica editorial del señor Bennet publica clásicos que nunca pasarán de moda y autores que, probablemente, nunca lleguen a estarlo. Tal vez por eso, su oficina no se encuentra en un moderno edificio empresarial sino en una destartalada y centenaria mansión en el centro de Barcelona.
Cuando Bruno Bennet propone a su desmotivada sobrina Beatriz que se haga cargo del negocio mientras él se ausenta para viajar en busca de un valioso manuscrito, ella imagina que trabajar entre libros será como un sueño hecho realidad. Lo que no imagina es que deberá lidiar con un traductor con modales de lord inglés, con una pila de manuscritos infinita y con cinco autores muy especiales a los que tendrá que perseguir para que entreguen su novela.